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CORONAVIRUS

Redes vecinales que no dejan caer a los más vulnerables

Asociaciones de la Zona Norte de Alicante dan alimentos a personas que han perdido el trabajo por la pandemia y que no consiguen ayuda del Ayuntamiento

Redes vecinales que no dejan caer a los más vulnerables durante la crisis del coronavirus

Redes vecinales que no dejan caer a los más vulnerables durante la crisis del coronavirus

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Redes vecinales que no dejan caer a los más vulnerables durante la crisis del coronavirus C. Pascual

En la Zona Norte de Alicante todos se conocen. En Virgen del Remedio o en Colonia Requena, por citar dos barrios, la mayoría saben cómo se llaman, qué núcleo familiar rodea a cada uno y de qué viven. Muchos son los que llegaban a final de mes gracias a trabajos en «b», ya sea por no tener contrato o por trabajar más allá de las horas que se quedan negro sobre blanco en sectores como la limpieza y la construcción o en mercadillos o también vendiendo chatarra.

Así, esta inesperada pandemia, con el forzoso encierro domiciliario, les ha dejado de un día para otro con ingresos insuficientes o, directamente, sin nada. Y ahí es donde está poniéndose más en valor si cabe las redes tejidas por las asociaciones de esos barrios, que se han vuelto esenciales para muchos vecinos que se han visto obligados a recurrir a ellas a la espera de un respuesta del Ayuntamiento que no llega a tiempo. «El teléfono que han puesto [en alusión a la Oficina de Emergencia Social creada por el Ayuntamiento en respuesta a la crisis por el coronavirus] no funciona bien. No están llegando a todas las personas que tienen verdadera necesidad, hablamos de gente que no tiene para comer», explica Mari Eva Coloma, histórica presidenta de la Asociación de Vecinos de Virgen del Remedio, quien reconoce que ha tenido que ayudar personalmente a más de una decena de familias en estas semanas: «Estaban a la espera de que el Ayuntamiento respondiera a la petición de ayuda, pero es que no tenían qué comer». De la mano de la asociación de vecinos, muchas de esas familias han recibido alimentos de Cáritas a través de la parroquia del barrio.

Una de esas beneficiarias de las redes del tejido asociativo ha sido Inma, madre de cuatro hijos (dos menores de edad). En su casa, tres de los cuatro adultos trabajaban hasta la llegada de la pandemia. Ahora sólo la madre tiene en vigor un contrato de 15 horas semanales, de las más de 40 que trabajaba antes de la irrupción del coronavirus. «Nosotros vivíamos bien, al día. Pero ahora, tras pagar el alquiler y el resto de recibos, me he quedado sin nada a principios de mes. Llamé al Ayuntamiento a finales de marzo, les conté la verdad de mi caso, y me dijeron que ya me llamarían, que nos ponían en una lista en función de la necesidad de cada uno. Yo tengo mucha y han pasado más de diez días y nadie me ha llamado. En casa somos siete», explica la mujer, que por consejo de Mari Eva acudió a la iglesia para llenar el vacío de la nevera a la espera de que el Ayuntamiento dé alguna respuesta: «Lo están haciendo muy mal, menos mal que hay personas que nos ayudan».

Crítica política

Que el Ayuntamiento está desbordado ante la crisis social por la pandemia es una opinión generalizada entre los dirigentes vecinales de la Zona Norte, que a su vez se la transmiten cada día a los grupos de la oposición (desde el PSOE, a Podemos y Compromís), que han alertado desde el primer día de la incapacidad de la Oficina de Emergencia Social para dar solución a todas las nuevas personas en situación de vulnerabilidad.

Por ahora, según recalcan unos y otros, el Ayuntamiento rechaza todo tipo de ayuda externa. «Hablamos de gente que iban tirando con sus trabajos, que iban tirando, que no necesitaban ayudas. A esas personas el Ayuntamiento está siendo incapaz de darles una ayuda. Se apuntan a la lista y a esperar...», prosigue Antonio Colomina, un histórico del asociacionismo en Colonia Requena, quien se ha ofrecido en primera persona a colaborar, a poner a disposición del Ayuntamiento su conocimiento del barrio y de la gente que lo habita. «Nosotros, con la poca comida que conseguimos de particulares, habremos ayudado ya a unas veinte familias, todas con niños. Me he ofrecido al Ayuntamiento y nada, no quieren ayuda», añade el representante vecinal.

Ese relato vecinal, de los que están en primera línea, choca de frente con la versión oficial del Ayuntamiento. «Las listas de afectados que nos ofrecen las asociaciones son un despropósito, son de gente que ya ha llamado y están a la espera. Recibimos unas 1.300 llamadas al día. Si una persona no tiene para comer ese día, se les ayuda de inmediato», explica la edil de Acción Social, Julia Llopis, quien admite que el dinero destinado en un primer momento va a ser insuficiente: «Está previsto que se amplíe la partida, habrá necesidad al menos hasta que finalice el confinamiento». El Ayuntamiento destinó 100.000 euros para dar bonos para comprar comida por un importe de 100 euros.

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