Entre tanta catástrofe, la naturaleza se abre paso, sigue su camino por instinto, por pura supervivencia. Los nacimientos siempre fueron la cara más amable de los hospitales pero ahora se han convertido en el clavo ardiendo de unas clínicas oscurecidas de tensión, llantos e infecciones que no cesan. Los nuevos padres protagonizan la felicidad, un sentimiento tan anacrónico en estos días como incontrolable. Un niño, que todo lo cura. El confinamiento y las restricciones por el coronavirus han abierto un nuevo escenario en las plantas de recién nacidos: las inverosímiles preguntas a los sanitarios de unos padres primerizos desprotegidos, novatos, faltos de los consejos de los familiares.

Victoria Miralles, enfermera de la planta de obstetricia y pediatría de Vithas Medimar, cuenta algunas de las dudas que les asaltan a esos debutantes en el duro oficio de ser padre: «Ahora nos preguntan más cosas porque están solos, no se admiten visitas y no se quieren ir con las dudas a casa». «Hay de todo, algunos más y otros no tan asustados, pero nos preguntan cómo tienen que coger al bebé, qué ropa le pueden poner, dudas sobre la lactancia y hasta cómo se tiene que poner un pañal», confiesa con una sonrisa.

Son una generación de padres que deberán criar a su primer hijo solos, sin abuelos, sin tíos, al menos durante los dos primeros meses. Esa soledad de los padres en el hospital es otra de las tareas que se echan a la espalda los sanitarios en estas largas semanas de confinamiento. «Las mamás están tristes, han estado entrando al paritorio solas y a los padres o al acompañante con el que han venido no les dejaban entrar, y nosotros tratamos de humanizar el parto todo lo que podemos», explica Miralles.

No sufren menos quienes se quedan fuera del paritorio, unos padres a los que se les ilumina la cara cuando los profesionales les comunican que todo ha ido bien. Entonces ya pueden visitar a sus parejas y al bebé. «El otro día hubo un caso en el que la mujer no venía dilatada y el hombre se fue a casa un momento porque tenía que sacar al perro. El parto fue muy rápido y cuando el marido llegó, se encontró a la mujer ya en la habitación con el niño y se puso a llorar de emoción y porque se lo había perdido», revela Silvia Vargas, otra de las enfermeras del servicio de neonatos de Vithas, que, por ser optimista, encuentra algo positivo en esa soledad obligada de los nuevos padres. «Mira, ahora la madre está más tranquila, hay veces que con tanta visita de familiares y amigos no disfruta del bebé en esos primeros días».

«Volver a humanizar los partos»

Poco ha durado el veto a la pareja en los partos de la Comunidad Valenciana. La presión de la Asociación de Matronas y la queja de hospitales y familias han obligado a la consellera de Sanidad, Ana Barceló, a rectificar apenas una semana después de la implantación de esta medida extraordinaria. «Daba mucha pena, eran partos deshumanizados, muy fríos, porque las madres necesitan cariño, estar rodeadas, ahora que además no tienen otros acompañantes en el hospital», apunta la enfermera Silvia Vargas. «Ha habido algunos hospitales que incluso se negaron a hacerlo», explica Sara Pérez, matrona en Vithas, que relata la precaución con la que tratan con las madres y los bebés en esta situación excepcional. «Vamos con la mascarilla, pero ellos saben que llevamos la sonrisa por dentro, tratamos de transmitirles tranquilidad». Sin embargo, son los sanitarios quienes más expuestos están, no solo al contagio sino a la transmisión. «No nos están haciendo los tests a no ser que tengamos síntomas, tenemos miedo a contagiar a la mamá si somos asintomáticos», defiende la matrona Sara Pérez. En esa línea también se explica la enfermera Victoria Miralles: «Nosotras intentamos dar optimismo en estos momentos, pero tenemos miedo, como todos».

Una de las medidas que están tomando en Vithas Medimar es evitar la exposición ante el coronavirus de la madre y el bebé. «Intentamos acortar los plazos de alta, principalmente en las cesáreas, antes se iban a las 72 horas y ahora, si todo va bien, se van a las 48», detalla la enfermera Silvia Vargas.

Los hospitales también se han visto obligados a expedir un salvoconducto para los padres que deben ir al registro civil a inscribir durante la cuarentena a sus hijos recién nacidos. Una generación de niños que serán criados en estos primeros meses únicamente por sus padres y que cuando crezcan ya rendirán cuentas a sus abuelos.

Videollamada con el padre en pleno parto: «¡Empuja!»

Videollamada con el padre en pleno parto: «¡Empuja!»Madres solas en el paritorio, con la mascarilla puesta y comunicándose con el padre por videollamada. Una imagen insólita que ya no volverá a darse porque el veto que impulsó Sanidad se ha eliminado por las quejas de familias y profesionales sanitarios. «Las madres tenían todavía más ansiedad, mucho miedo y en los partos largos había muchos ratos en los que estaban totalmente solas», cuenta Sara Pérez, matrona de Vithas Medimar. «En estos días se ha dado incluso algún caso en el que el padre vio el parto de su hijo en directo por videollamada y trataba de calmar a su pareja: '¡Empuja, empuja'! Fue muy gracioso», confiesa Sara Pérez.