Es Viernes Santo en Crevillent. Y la pandemia puede suspender las procesiones y actos multitudinarios, pero los crevillentinos no renuncian a su centenaria tradición. Hoy se comerá el «Pa torrat» en la mayoría de los hogares de la villa. Y sonarán las Dianas, la Marcha Real de los Abrazos entre Nazareno y Dolorosa. Se proyectarán imágenes procesionales sobre paredes enjutas. Se encenderán velas en los balcones engalanados. Se recordarán en tertulias aquellos tiempos pasados. Y, aunque el coronavirus nos tenga encerrados, Crevillent vivirá un particular Viernes Santo que no podrá olvidar.

A los actos oficiales organizados desde la Federación de Semana Santa y el Ayuntamiento, basados principalmente en emitir las retransmisiones de Telecrevillent del año pasado vía web (semanasantacrevillent.com), se han unido otras muchas iniciativas, la mayoría de espontáneos amantes de su tradición, que han ideado la forma de vivir el Divendres Sant de Crevillent. Así, desde la Plaza de la Constitución, una familia lleva dos semanas ofreciendo con altavoces e imágenes sobre el campanario de Belén desde el Septenario de los Dolores a la procesión del Traslado de la madrugada de Jueves Santo.

También en otras calles, como Jaime Balmes, los vecinos proyectan imágenes pasionales sobre fachadas o sábanas. Cuando cae la tarde conectan su megafonía con sones y marchas procesionales. También han ideado la forma de colgar banderas realizadas de forma casera, con elementos semanasanteros, desde imágenes esculturales a capirotes hechos con cartón. En muchas viviendas se sacan velas a los balcones y azoteas, el Martes Santo se vivió con sonidos de campanas, luces lúgubres e incluso olor a incienso y rezos del párroco.

También los colegios han mandado tareas plásticas sobre la celebración. Y anoche mismo, la cofradía del Cristo del Perdón organizó el habitual Vía Crucis a través de Facebook Live.

Divendres Sant

Crevillent no se rinde y, como no, este Viernes Santo vivirá su día grande del año con actividades espontáneas como las detalladas y con el tradicional «Pa Torrat». Luis Lledó, propietario de la Panadería Luiso, ha trabajado siempre tal día como hoy. «Pero este año cerramos. Es la primera vez. Estamos desconcertados, pero el día de antes hemos hecho gran cantidad de cocas y panes por encargo porque muchos clientes quieren celebrar mañana, como todos los años, el tradicional almuerzo crevillentino», destaca. La cola de clientes es enorme en la jornada de Jueves Santo en todos los hornos, como en el de Califa, donde sus propietarios no sabían cómo reaccionaría el cliente, pero sí destacan los numerosos encargos recibidos. «No es lo de otros años, ni mucho menos, pero se nota que el crevillentino quiere almorzar como es costumbre el Viernes Santo y no se resigna», señala Jose Luis Pons.

En el horno de La Purísima, abierto en 1889, sus dueños también hacen por encargo y servirán hoy panes, toñas y cocas. La más tradicional, la de boquerón, no faltará en numerosas mesas crevillentinas. «En más de 130 años creo que nunca hemos dejado de trabajar el almuerzo tradicional», destaca María Pilar García.