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¿A partir de ahora qué deberíamos cambiar en nuestras empresas?

El mundo se está enfrentando a un complicado escenario sanitario-económico que nos está obligando a todos a ser resilentes. Llevamos dos semanas de confinamiento y todo el tiempo disponible hemos tenido que dedicarlo a adaptarnos a la nueva situación. Tomar decisiones sobre cómo afrontar las obligaciones derivadas del negocio, decidir sobre los empleados, buscar fórmulas de financiación y además, muchos de nosotros, compaginarlo con nuestra nueva labor como maestros infantiles, o peor aún, dramas familiares.

Pero ya empieza a llegar la hora de mirar hacia delante. Una vez pase este periodo, ¿vamos a hacer las cosas igual?¿vamos a cambiar algo? ¿qué hemos aprendido? ¿podemos hacer algo para estar mejor preparados para el futuro? Podemos elegir, dedicarnos a solucionar el problema a corto plazo, y esperar a que la tormenta pase o empezar desde ya a trabajar en un futuro mejor, para nuestras empresas, nuestros empleados y nuestras familias.

Este post, va a dirigido a eso, a mirar hacia delante, y comenzar desde ya a definir las estrategias que vamos a implementar a medio plazo para mejorar nuestra capacidad de resilencia y la de nuestras compañías.

1. Plan estratégico

Si nos paramos a pensarlo, parece obvio que nuestros planes estratégicos no pueden permanecer igual una vez superada esta crisis. Hemos visto que el mundo no solo se debe enfrentar a cíclicas recesiones financieras, sino que además tendremos que estar preparados para crisis sanitarias, medioambientales o de otra índole que deriven en financieras, pero que no tienen, para nada, igual tratamiento.

De ahora en adelante, debemos pensar en términos de análisis de riesgo, tratando de identificar posibles riesgos a futuro que provoquen complejos escenarios que puedan comprometer la continuidad de la empresa. Recomendamos realizar mapas de riesgos que incorporen no solo el posible impacto en las finanzas corporativas, clientes, proveedores y empleados, sino también definir medidas paliativas y monitorizar esos riesgos periódicamente para asegurar que nos adelantamos, en la medida de lo posible.

2. Equipo

Lo estamos viendo, las empresas sin empleados no son nada. Son los órganos vitales que hacen que una compañía funcione y por tanto es nuestra responsabilidad como gestores asegurar que permanecen perfectamente sanos. Debemos de replantearnos no solo nuestros planes en materia de riesgos laborales, sino además ver qué medidas organizativas hay que implementar para garantizar la viabilidad de la empresa, medidas como el teletrabajo, la mejor gestión de los viajes corporativos o la mejor implantación de sistemas de reuniones de telepresencia. A título de ejemplo, diré que las grandes corporaciones no dejan a su equipo directivo clave viajar juntos en el mismo medio de trasporte. Ahora parece obvio ¿verdad?.

3. Proveedores. Cadena de suministro

Desde que se implementó la filosofía Just - in - Time era patente el mensaje de que es el proveedor el que debe garantizar la cadena de suministro, ahorrando así el cliente los elevados costes que supone el mantener un fuerte stock de materia prima. Si el proveedor no era capaz de garantizar la cadena de suministro la solución estaba clara, cambiar de proveedor. Pero, ¿y si no puede ninguno? Ahora sabemos que eso puedo ocurrir. ¿Es razonable funcionar con stock cero o casi?. Visto lo visto parece que no. Debemos tener un plan que contemple una posible interrupción de la cadena de suministro, y ese plan no debemos de hacerlo solos, sino en conjunto con nuestros proveedores.

4. Capacidad financiera

Desde el 2008 se acuñó el slogan «Cash is King». Hoy tiene más valor que nunca. Aprendimos que debemos mantener niveles bajos de endeudamiento, y que dicha deuda debe estar bien estructurada. Hoy hemos aprendido más cosas si cabe. Debemos hacer tests de stress en nuestra empresa, probablemente volver a definir los niveles de endeudamiento que queremos tener y niveles de caja disponible, así como las políticas de inversión, para asegurar que, de una manera inteligente, sorteamos la volatilidad y los vaivenes de los mercados financieros.

Es el momento de pensar en el futuro y de replantearnos nuestro plan estratégico, nuestro modelo de negocio, y asegurar así, que, de esta, dejamos nuestra compañía más sólida y robusta de cara al futuro.

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