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Amorós: «Las enfermeras hemos tenido que desaprender todo lo que sabíamos y empezar de cero»

Supervisora de Urgencias del Hospital del Vinalopó

Irene Amorós, supervisora de Urgencias del Hospital del Vinalopó. Información

Irene Amorós es la supervisora de Urgencias del Hospital del Vinalopó. Está en primera línea, ya que muchos enfermos que ingresan por coronavirus, pasan antes por Urgencias. La clave, señala, pasa por la prevención, la formación del personal sanitario y la buena organización del equipo. El centro ilicitano es uno de los que menos incidencia de la enfermedad está teniendo de la provincia, pero aún así se reciben casos todos los días. El área de Urgencias se ha dividido en dos: una para atender a los pacientes con coronavirus, y otra, en la que la afluencia de personas se ha reducido al mínimo, para el resto de casos. El personal lleva semanas formándose para atender a la pandemia, y de momento señala que reina la calma dentro del caos que ha supuesto para el personal sanitario.

P La puerta de Urgencias es lo primero que ven los pacientes con Covid-19, prácticamente todos pasan por aquí. ¿cómo está siendo la afluencia?

R Así es. Todos pasan por aquí. En nuestro hospital ha ido algo más ralentizado que en otras zonas de la provincia, como por ejemplo Torrevieja, pero ha llegado, cómo no.

P ¿Están suficientemente preparados para afrontarlo?

R Llevamos semanas de formación. Desde que empezaron los primeros casos en España se comenzó a formar al personal para aprender a cómo utilizar los Equipos de Protección Individual. Para mí, es lo más importante, que los sepan usar. Vemos a gente con mascarilla y guantes pero si no saben usarlo, no sirve de nada, Lo mismo pasa con los EPI, y aquí es todavía más importante porque el contacto con el virus es directo y prolongado.

P Hay mucha gente con guante y mascarilla por la calle, ¿saben usarlas? ¿Cómo se usa?

R Si vas con mascarilla y guantes pero te tocas la cara igualmente, aunque sea con los guantes, lo estamos haciendo mal. Si lo que tocas está infectado, y te tocas, lo estás haciendo mal. Eso se lo trasladamos también a nuestro personal.

P ¿Cómo ha cambiado la forma de trabajar?

R De atender 200 urgencias, ahora podemos tener 60, pero de esos 60, ingresan más de la mitad, son menos casos, pero más graves. Entonces necesitan más cuidados, y sabes que tienen más trabajo, tienes que tomar más medidas de higiene, lavarte las manos mil veces, hay que salir y ducharse, tienes que tener cuidado de no abrazar a tus hijos...

P Pese a esa reducción de casos, el personal se ha aumentado, lejos de disminuir, ¿no?

R Claro. Aunque sean menos casos, llevan mucha más carga de trabajo. Son pacientes que necesitan muchos cuidados. Aumenta también la tensión por tener un EPI colocado, saber que tienes que quitártelo muy bien... Ha sido un poco como desaprender todo lo que sabíamos y aprender de nuevo a trabajar. Es duro, el día a día, la tensión es mayor y las 12 horas de trabajo de hace dos meses, no son las 12 horas de trabajo de ahora. En Urgencias estamos acostumbrados a ayudarnos mucho unos a otros. Ahora no, lo que tienen que hacer es entrar el mínimo de personas necesarias para atender a un paciente. Somos cerca de 150 personas trabajando en el servicio, en los diferentes turnos. Es un equipo muy amplio, con muchos turnos y muy preparados.

P Comentaba que la mitad de pacientes que llegan requieren ingreso. Eso es una media de 30 al día. ¿Hay capacidad?

R En Vinalopó sí. Al menos de momento. No nos podemos poner catastrofistas. Eso no significa que mañana no estemos como otros hospitales porque crezcan los casos. No sabemos lo que puede pasar mañana. Es una incertidumbre. Nos hemos intentado anticipar a todo, y de momento vamos bien, pero no sabemos qué puede pasar. Estamos continuamente qué podemos hacer para anticiparnos a mañana.

P Cada día les homenajean. ¿cómo se vive desde dentro?

R Como supervisora de servicio solo puedo decir que de verdad se lo merecen. te das cuenta de la calidad humana de la gente, la predisposición, y de que están ahí para luchar por lo que haga falta. Estoy súper orgullosa. Ojalá, si alguien tuviera que atenderme algún día, fueron los profesionales de urgencias del Hospital del Vinalopó.

P ¿Lo peor está por llegar o hemos llegado ya a la famosa estabilización de la curva?

R Yo prefiero ponerme siempre en lo peor, y que luego sea mejor. Yo creo que hasta el fin de semana que viene vamos a estar teniendo casos nuevos de manera constante. Ojalá me equivoque y esto acabe antes.

En corto

P ¿Cómo es llegar a casa después de horas de trabajo con los enfermos? ¿Hay miedo de contagiar a la familia?

R Al principio dimos instrucciones para que esos profesionales que dejaban en casa de sus padres a los niños, tenían que dejar de hacerlo, por precaución a los mayores. Es duro, hay que concienciarse mucho y cambiar el chip. Hay momentos en los que se hace muy difícil. Tienes que cambiar muchas cosas en tu día a día.

P ¿Qué es lo peor? ¿Qué os crea más preocupación?

R La incertidumbre, la tensión. Hay una calma tensa. El pensar si lo esteremos haciendo bien, si nos hemos quitado bien los EPI, estamos atendiendo bien, si nos contagiamos... es una incertidumbre constante.

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