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El «cierre» del aeropuerto deja en el aire los 11.000 millones que mueve el turismo residencial

La cancelación de los vuelos deja sin compradores a las promotoras que apuntan, no obstante, que la demanda no ha caído y siguen trabajando online

Vista parcial de Benidorm en la zona de Poniente donde el grupo inmobiliario TM termina su última urbanización de lujo. DAVID REVENDA

La paralización de las conexiones aéreas desde Alicante con el resto de Europa ha frenado de golpe la venta de viviendas turísticas en la Costa Blanca y deja en el aire un movimiento anual de 11.000 millones de euros, la mitad en ventas y la otra mitad del gasto de los turistas en la provincia. No obstante, el sector no está parado del todo. Las promotoras siguen trabajando «online» y cerrando citas para finales de junio. Los promotores piden al presidente Ximo Puig, en este sentido, que presione en Madrid para que el espacio aéreo se abra lo antes posible en cuanto se levante la alarma sanitaria, y piden que haga como el presidente del Gobierno Vasco, Íñigo Urkullu, en su defensa de la siderurgia.

Promotores especializados en la venta de viviendas a turistas extranjeros como Pablo Serna, CEO de TM, sostienen que un vez se supere la crisis sanitaria producida por la pandemia del coronavirus puede producirse un relanzamiento de atractivo de la Costa Blanca como destino del turismo residencia, por lo que «hay que estar preparados». El sector inmobiliario ve, además, en la inversión en vivienda otra oportunidad, por el deterioro de la Bolsa, lo que hace el ladrillo vuelva a ser un valor seguro para los inversores.

El turismo residencial -compraventa de viviendas y alquiler- se ha convertido, utilizando un símil bancario, en un sector «sistémico», (su eliminación afectaría al conjunto de la producción), para la economía de la Costa Blanca al mover un total de 11.000 millones de euros al año, de los que seis mil millones corresponden al gasto de los extranjeros que tienen su segunda residencia en la provincia, y cinco mil euros al movimiento económico del alquiler de apartamentos, villas y chalets. Solo la venta de 22.000 viviendas a residentes de la UE, Rusia y el norte de África en 2018 movió 6.000 millones de euros en la provincia.Según los datos que maneja Provia, el impacto anual de los turistas que tienen su segunda residencia en la Costa Blanca ronda los 5.743 millones de euros. Volumen en el que hay que diferenciar el gasto realizado por los turistas residenciales temporales y los turistas permanentes, ya que los primeros -51,3% del total- generan un impacto cercano a los 3.500 millones de euros mientras que entre los segundos, unos 75.500 turistas extranjeros que viven permanentemente la provincia, el impacto es de unos 1.200 millones de euros al año. Consumo, impuestos, sanidad... son algunos de los parámetros de gasto. La aportación económica es superior a la de la industria manufacturera y de la construcción juntas.

En la Costa Blanca, la colonia de turistas residentes está formada por ciudadanos extranjeros de todas las nacionalidades. Destacan los británicos pero muy importante es la noruega e, incluso, hay residentes de Islandia, que tienen el las playas de la provincia se refugio dorado para el descanso. Rusia sigue siendo un valor en alza, lo mismo que Bélgica, Alemania y los Países Bajos.

Los promotores vienen reclamando desde hace un año que se reconozca el peso que esta actividad tiene en la economía de la Comunidad y de la provincia de Alicante, y contar con su propio interlocutor en el Consell para acabar con la situación actual. Trece de las principales organizaciones empresariales y económicas de Alicante, lideradas por la patronal del ramo, Provia, además de las dos universidades públicas, suscribieron hace un año en el que reclamaron la creación de una Dirección General de Turismo Residencial.

Un sector clave contra la cuerdas por el Covid-19

La crisis por la pandemia frena en seco varios años consecutivos de crecimiento sostenido del turismo provincial

El sector turístico, hoy paralizado por la crisis del coronavirus, creció un 7,4% en 2018 -último año analizado- hasta alcanzar un total de 15.929 millones de euros y posibilitar 44.000 empleos directos y cerca de 300.000 en total. El turismo supone el 16,6% del PIB valenciano y el 85% de la actividad se desarrolla en la costa de la provincia de Alicante. El PIB turístico está un 7,4% por encima de los niveles alcanzados en 2018 y representaba hasta ah0ra el mayor porcentaje de actividad de la serie histórica.

Dentro de los efectos directos se contabilizan aquellos generados en los subsectores y ramas de actividad que están en contacto directo con los turistas: hoteles, restaurantes, agencias de viajes, empresas de alquiler de coches y de transporte de pasajeros, prestadores de servicios de ocio.

Los efectos indirectos también son importantes. Es decir, aquellos inducidos sobre otras ramas de actividad del entramado productivo de la comunidad proveedoras de bienes y servicios intermedios para el sector turístico, como pueden ser los agricultores, suministradores de alimentos, la construcción, las empresas textiles o las de electricidad, gas y agua o servicios de asesoría a empresas, ascendieron en 2018 a 3.300 millones de euros, que equivale al 3% del conjunto de la economía de las tres provincias, según datos de Exceltur. Todo ha saltado por los aires con el Covid-19.

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