Son médicos por encima de todo, aunque hayan colgado la bata tras jubilarse o todavía no se la hayan puesto porque acaban de salir de la facultad de Medicina. Fernando Carnicer y José María López son dos de los médicos jubilados que no han dudado en ponerse a disposición de los hospitales para arrimar el hombro en la mayor crisis sanitaria que se recuerda en nuestro país. Por su parte, Álvaro Muñoz acaba de graduarse en Medicina. Mientras llega la elección de la especialidad que hará en los próximos años, trámite paralizado por la pandemia, también se ha ofrecido para echar una mano en lo que pueda dentro de un hospital.

Dos años lleva jubilado del Hospital General de Alicante Fernando Carnicer. En este centro trabajó como hepatólogo desde el año 1984 y a este hospital ha pedido volver, junto al de Sant Joan, para echar una mano en esta crisis sanitaria que está poniendo al límite las costuras de nuestro sistema sanitario. Una crisis que, «aunque no es comparable a la situación actual», le recuerda a la del aceite de colza que en los años 80 intoxicó a miles de personas en toda España. «Entonces yo estaba de residente y aquellas guardias eran terribles, con los hospitales colapsados». Carnicer, que de momento no ha sido llamado por Sanidad, sabe que ahora no estará tan en primera línea de batalla frente al Covid-19, ya que por su edad es grupo de riesgo. «Espero poder ser útil en un segundo escalón, con teléfono o tareas más burocráticas», señala este profesional, quien añade que el motivo de pedir volver ha sido la imagen de sus compañeros «arrimando el hombro y el hecho de que muchos de ellos hayan caído por esta enfermedad». Volver a un hospital, punto candente para contraer el virus, no le da miedo, ni a él ni a su familia. «Tomando las medidas adecuadas no tiene por qué pasarte nada, además, en mi especialidad siempre hemos estado expuestos a contagios». Carnicer se jubiló a los 65 años por voluntad propia, aunque ahora le parece irónico que la conselleria jubilase de forma forzosa a cientos de médicos, «cuando ahora se han quedado sin especialistas».

Hasta un hospital de Murcia se ha marchado José María López, epidemiólogo de 66 años que ha desarrollado buena parte de su carrera en el Hospital de Orihuela. Su formación y experiencia son ahora más necesarias que nunca para contener el avance del coronavirus. «Estamos colaborando en la respuesta a la epidemia en hospitales y centros de salud. Hacemos protocolos y vemos su impacto», explica López, quien está colegiado en Alicante, aunque remarca, orgulloso que es natural de Abanilla. A lo largo de su carrera profesional se ha enfrentado a distintas epidemias, como la del Sars, el ébola o el zika, «y entonces, cuando llega la madre de todas las pandemias, me coge jubilado». Ofrecerse en estos momentos era, a su juicio, lo más lógico en una profesión como la suya. «Los médicos siempre hemos estado ahí, y eso que en España no hemos sido unos privilegiados, si se nos compara con profesionales de otros países europeos». Por encima de las diferencias salariales y de estabilidad de contratos que sufren respecto a sus colegas europeos, «siempre ha estado la profesionalidad de todo el sistema sanitario y ahora, con esta crisis del Covid, se ha puesto de manifiesto».

A punto de empezar su trayectoria profesional está Álvaro Muñoz, quien acaba de terminar el grado de Medicina y tiene 24 años. Por estas fechas tendría que estar eligiendo destino para hacer la especialidad, desea que sea Oncología, pero el Covid-19 lo paralizó todo. Ahora espera ser útil en algún hospital. En su caso, la falta de experiencia no ha sido un obstáculo a la hora de decidirse. «No me lo pensé dos veces. Esta es una carrera muy vocacional y yo estudié Medicina para ayudar a la gente en este tipo de situaciones». También sus amigos y compañeros de carrera se han ofrecido para incorporarse a las plantillas de hospitales y su familia le apoya, «aunque noto que están preocupados». Precisamente es el hecho de poder transmitir el virus a alguien de su casa lo que más inquieta a este joven.