Parte del sector pesquero de la provincia ha decidido «plantarse» y llevan amarrados desde el lunes. La razón: garantizar la seguridad de sus marineros. Y es que en espacios tan reducidos como los barcos de pesca, cumplir con la distancia de 1,5 metros era complicado. Pero además, porque desde que comenzó el estado de alarma, el precio del pescado ha caído lo que complica afrontar los gastos.

Solo algunas embarcaciones de Calp y Santa Pola se están echando a la mar estos días de crisis por el coronavirus y son los que están haciendo llegar este alimento a los mayoristas y los mercados. En el primero, de once barcos de arrastre, están trabajando la mitad y de 4 de arte menor, solo uno sale a pescar, según explicó a este diario el Patrón Mayor calpino Santos Pastor. En Santa Pola también está saliendo solo una parte.

Las capturas tampoco son igual que antes. El marisco ya no se pesca porque el cierre de restaurantes y bares ha dejado la demanda prácticamente a cero. Entre lo que se pesca está la pescadilla, la galera, la sepia, el rape o el salmonete. «No se está trabajando como antes» con los barcos que sí salen a faenar pero el pescado sí llega y está garantizado el abastecimiento por ahora.

De hecho, los vendedores de pescado del Mercado Municipal de Altea, por ejemplo, han de seguir vendiendo el género. Desde el mayorista Pescados Moltó señalaron que «nosotros no podemos dejar de abastecer pescado a nuestros conciudadanos y los clientes de Mercavalencia y Mercamálaga, por lo que estamos yendo a las lonjas de la comarca que siguen abiertas, Santa Pola, Calp y Cullera, para comprar pescado fresco todos los días y llevarlo hacia nuestros destinos desde donde a la vuelta los camiones traerán las variedades que no tengamos aquí para abastecer a la población de Altea».

La decisión de quién sale o no a faenar es de los propios armadores, según explicó el presidente de la Federación Provincial de Cofradías de Pescadores de la provincia de Alicante, José Ignacio Llorca, quien también es el Patrón Mayor de La Vila y el máximo representante de los marineros en la Comunidad. En Alicante, se planteó la opción de no salir a faenar y, desde el lunes, la gran mayoría de barcos de la provincia están amarrados, como por ejemplo, los de Altea o La Vila, sin embargo «algunos de Calp y Santa Pola sí han decidido salir». Además, las lonjas también permanecen cerradas allí donde no salen los barcos y también por la misma razón: garantizar la seguridad de los trabajadores a pesar de que se tomaron todas las medidas necesarias para evitar contagios.

Los marineros decidieron quedarse en tierra por dos razones. La primera, porque hasta que «no podamos garantizar la seguridad» de los trabajadores. Llorca destacó que es muy difícil mantener la distancia de seguridad en los barcos, algo que también apuntaron desde la Cofradía de Altea: «son empresas con grave peligro de contagio entre sus tripulantes, que no pueden cumplir con las mínimas medidas de seguridad recomendadas». Llorca añadió que es necesario que se puedan hacer los test a los marineros para saber si dan positivo en coronavirus antes de nada.

La segunda razón es económica. El presidente de la Cofradía de La Vila apuntó que «hay que asegurar la venta de pescado. Salir a faenar conlleva unos gastos mínimos que hay que pagar y no podemos hacerles frente con los precios tan bajos», añadió. Y es que ha habido días en que el pescado «se ha vendido por 50 céntimos» cuando los gastos medios al día son «de 1.000 euros».

Pero no todo acaba ahí. Los armadores se están planteando qué hacer con los trabajadores en el tiempo que no se sale a faenar. Llorca explicó que se han pedido ERTEs para afrontar la situación solo que «no sabemos si nos los darán» aunque «entendemos que sí deberían». Precisamente, la Cofradía de Pescadores de Altea explicó que los armadores decidieron el pasado lunes solicitar un ERTE «para poder soportar la falta de pesca durante el tiempo que tengan que estar amarradas las embarcaciones», según explicó el secretario de la Cofradía de Altea, Juan Mulet. La situación actual seguirá mientras dure el estado de alarma o pase la crisis sanitaria: «hasta que no veamos seguridad sanitaria no nos moveremos, por lo menos los pescadores de La Vila», sentenció Llorca.