¿En qué momento nos encontramos actualmente en la lucha contra el coronavirus?

Desde el pasado fin de semana estamos sufriendo un importante repunte, con muchos pacientes ingresados. En Elche tenemos más de 40 en estos momentos. Estamos ingresando a los pacientes que cumplen criterios de neumonía, compromiso respiratorio o empeoramiento clínico. Hay una proporción alta de casos que no precisan ingreso, con síntomas leves de tos y fiebre. Un 20% de los pacientes presentan síntomas severos y el curso de la enfermedad es rápidamente progresivo. Por insuficiencia respiratoria hay que intubarlos.

¿Cuándo llegarán buenas noticias en cuanto a contagios?

En Madrid empezaron dos semanas antes que nosotros y en la provincia aún estamos en fase ascendente y me temo que vamos a seguir así. Esta semana ha sido dura. Íbamos por detrás de otras comunidades y ahora hemos sufrido las consecuencias del éxodo de la población de Madrid de hace 15 días. El periodo de incubación va de dos a catorce días y ahora vemos el efecto del contacto de madrileños con gente de nuestro entorno. La exposición ha sido tremenda, y seguimos ascendiendo.

¿La subida de la temperatura actuará contra el coronavirus?

Pensábamos que sería así, pero ya no lo tenemos tan claro. Ahora está haciendo más frío y la llegada del buen tiempo favorecerá, sin eliminar el virus por completo. Lo que sí es cierto es que los climas fríos y secos siempre frenan las infecciones víricas. De momento, el ascenso está siendo imparable y tenemos por delante bastantes días en los que habrá muchos contagios nuevos. Pese a ello, en la Comunidad Valenciana estamos siendo afortunados respecto a lo que está ocurriendo en Madrid y Cataluña.

¿Imaginaban que llegaríamos a un escenario semejante?

Han fallado las medidas de prevención y contención, se tendrían que haber tomado hace más de un mes para evitar una progresión tan agresiva. No hemos sido capaces de aprender de lo que estaba pasando en China e Italia. Eran necesarias medidas más radicales para evitar contactos, actos masivos de personas y el éxodo de los madrileños, que hizo que el virus se expandiera al resto de las comunidades. Los vuelos que llegaban de Italia también se tenían que haber cancelado antes porque allí ya era evidente la epidemia.

¿Cómo combaten los sanitarios el estrés de este momento?

Provoca una gran impotencia ver lo rápido que evoluciona la enfermedad en algunos pacientes y no tener herramientas para ayudar más. Nosotros hacemos lo que podemos. Tenemos reuniones virtuales diarias entre médicos y enfermeros para planificar el trabajo, mejorar procedimientos, establecer protocolos de actuación? Cada vez hay más personal sanitario implicado y estamos todos coordinados. Hablamos con la dirección del hospital y con servicios como los de microbiología, intensivos o medicina preventiva para darnos ánimos unos a otros.

¿Los casos más graves se dan solo en las personas mayores?

No solo se dan en las personas mayores, también entre los jóvenes. Hay más mortalidad y complicaciones en los mayores pero también hay jóvenes graves. Ahí la mortalidad es menor porque la capacidad de recuperación es mayor. Tenemos personas de 40 y 50 años ingresadas en situación grave, ninguno somos libres de tener una complicación severa provocada por el virus. Lo mejor es proteger y evitar a toda costa la infección, al menos hasta que haya una vacuna disponible.

¿Qué carencias tienen, qué medios están echando en falta?

La principal carencia es de material de protección. Afortunadamente no estamos trabajando en condiciones que no sean de seguridad. Reutilizamos todo el material que podemos. Nuestra situación es relativamente tranquila pero la espada de Damocles siempre está ahí. Sé que en otras comunidades no tienen equipos de protección y usan materiales que no son seguros. Somos el país con más profesionales sanitarios infectados, lo que demuestra que ha faltado previsión a la hora de conseguir equipos de protección.

¿Pandemias de este tipo se convertirán en frecuentes?

El problema es la globalización. Hay mucha facilidad de tránsito en todo el mundo, cualquiera puede ir a cualquier sitio, los viajes y el movimiento son continuos. Esa mezcla en diferentes entornos facilita que haya enfermedades que hasta hace poco se quedaban en la zona en la que se producían. No sabemos si este virus se contendrá en verano ni si volverá a salir cuando reaparezca el frío. La única ventaja es que para entonces ya tendremos las vacunas preparadas.