China fue el primer país que tuvo que aprender, sin experiencias previas, cómo reaccionar ante esta pandemia. Es importante entender que cuando las autoridades detectan un caso porque la persona enferma, en realidad el contagio se produjo mucho antes. En China, el 21 de enero, el número de nuevos casos diagnosticados se disparó: se registraron alrededor de 100. En realidad, ese día había 1.500 casos, creciendo exponencialmente, pero las autoridades no sabían eso. Lo que supieron es que de repente habían aparecido 100. Dos días después, las autoridades aislaron Wuhan, la región de Hubei. Entonces el número de nuevos casos era de 400, y con ese número se tomó la decisión. Fíjense con cuántos casos se tomó aquí. Hasta el 23 de enero, los casos crecieron exponencialmente.

Tan pronto como Wuhan quedó aislada el número empezó a remitir. El 24 de enero, otras 15 ciudades de la región se aislaron. En ese momento el número de casos reales se detuvo, aunque los detectados oficiales siguieron aumentando durante 12 días más. En realidad la enfermedad ya no estaba en auge, pero los pacientes con síntomas más marcados estaban empezando a acudir a los médicos.