La crisis desatada por el coronavirus en el sector turístico no solo ha obligado a cerrar temporalmente los alrededor de 300 hoteles con los que cuenta la provincia -70.000 plazas-, sino que amenaza con llevarse por delante a decenas de agencias de viajes, que se han visto sacudidas por un vacío legal que les obliga, supuestamente, a hacerse responsables del coste de alojamiento y repatriación de los turistas que se han quedado colgados en el extranjeros debido al cierre de las fronteras o, sencillamente, porque las compañías aéreas han cancelado sus vuelos.

La situación es ya límite para este eslabón de la cadena turística, según apunta Elvira Medina, propietaria de Viajes T, de El Campello,que se encuentra ahora mismo ahogada por los pagos que tiene que hacer sin saber muy bien el porqué. Ella, por ejemplo, tiene colgados clientes en Perú y Marruecos, que no pueden volver al estar la frontera cerrada, y que ahora le reclaman que les pague la manutención en los países donde se han quedado atrapados. Pero la situación de la pequeña Viajes T es generalizada en un sector que, para colmo, ha visto avalancha de cancelaciones de viajes para la próxima primavera en forma de viajes de luna de miel que, sencillamente, se han postpuesto por la expansión del Covid-19.

La agencia de viajes es responsable de la situación de sus clientes desde que salen de Alicante y hasta el regreso. ¿Y si en mitad del viaje se paraliza todo por una pandemia como la del coronavirus? Esa es la pregunta que se hace hoy Elvira Medina al relatar el caso de una cliente, de viaje en Marruecos, a la que le han cancelado el vuelo de regreso el día 23 tras tres meses de cooperante, y el 25 se le caduca el visado, «por lo que se convertirá en una turista ilegal, ya que me dice que en el Consulado no quieren saber nada. Me reponsabiliza a mí del problema cuando no hay ningún tipo de instrucciones e información en un caso como éste, la paralización mundial por un virus. Lo que está pasando es que todo lo estamos pagando nosotros sin tener que hacerlo y eso nos va a llevar a la ruina», subraya Elvira Medina.

Las agencias de viaje dependen de las condiciones de cancelación de proveedores, aerolíneas, alojamientos, navieras, aseguradoras «que en muchos casos no flexibilizan las condiciones y se quedan con el dinero de nuestros clientes, de esos clientes que nosotros atendemos, y ante los que damos la cara. ¿Cómo se puede pretender que devolvamos un importe que tienen ellos y que nadie les obliga a devolver?», denuncia Medina.

«Para nosotros los viajeros no son números, son personas con nombres y apellidos, como nosotros, porque, aunque alguno nos trate como monstruos, los trabajadores de las agencias de viaje somos seres humanos, generadores de riqueza y empleo, embajadores de nuestro país y fuentes de conocimiento de otros países. Nos sentimos víctimas de una campaña voraz de desprestigio de nuestra labor. Desamparados por la ley y ninguneados por grandes compañías. No se nos ha dado la oportunidad ni de explicarnos ni de defendernos».