Las cofradías de pescadores de la provincia con más actividad plantean reducir hasta la mitad el número de embarcaciones que salen a faenar si continúa la bajada de los precios, en particular del marisco, que se ha desplomado entre un 25% y un 80% el coste porque no hay demanda, ya que los principales compradores de estos productos son bares y restaurantes, cerrados desde que el Gobierno decretó el estado de alarma por el coronavirus. Más allá han ido los patrones de todas las embarcaciones de Dénia y Xàbia, que han amarrado por voluntad propia, porque no encuentran rentabilidad, ya que se dedican principalmente a la venta de marisco, según explica José Ignacio Llorca Ramis, patrón mayor en Villajoyosa y presidente de la Federación Provincial de Cofradías, quien señala que en la suya ha aumentado la venta online. Desde la Cofradía de Altea indican que las ventas fueron «muy buenas» el lunes y, aunque hay voluntad de faenar, tenían prevista una reunión para valorar si las barcas de arrastre y trasmallo seguirán saliendo.

En Torrevieja la flota de pesca artesanal de cerco, especializada en la captura de especies más asequibles como la sardina y el boquerón, no ha paralizado su actividad, con capturas centradas en el boquerón y la sardina, y durante las últimas jornadas a los pescadores les preocupa más el mal tiempo, que se va a prolongar el resto de la semana en el mar, que la pandemia.

En el caso de la cofradía de Santa Pola, la que más actividad tiene en la provincia, en estos primeros días tras el decreto ya han anotado que el marisco que pasa por la subasta cuesta aproximadamente un 25% menos, mientras que el pescado ha perdido entre un 10 y un 15% de su valor habitual en estas fechas, lo que ha desembocado en que ayer más de una docena de barcos de arrastre permaneciesen amarrados así como un gran número de artes menores, según indica José Andreu, responsable de la Lonja de Santa Pola. Algunos pescadores son más drásticos con las cifras y señalan que cierto pescado, como la dorada salvaje y el dentol se ha hundido a la mitad. En la primera jornada tras el estado de alarma se vendieron un 16% menos de cajas, aunque desde la Lonja señalan que el descenso vino acompañado también del mal tiempo. A pesar de la bajada, que se analizará en días sucesivos, la venta online continúa con pocas alteraciones en Santa Pola y se mantienen las exportaciones hacia Italia, Grecia y Francia. En la villa marinera señalan que los camiones siguen saliendo, por lo que, por ahora, no temen que el cierre de fronteras afecte al sector. Juan José Gil Mollà es uno de los marineros que decidió ayer parar unos días, «porque no nos renta y además tenemos que someternos a más controles de lo habitual porque hay más patrulleras en el mar». A las subastas sólo se permite el acceso a compradores y trabajadores de la lonja, que tienen que guardar un metro de distancia, por lo que las facturas a los pescadores se vienen haciendo de forma telemática.