Soy Álvaro, un estudiante alicantino de Erasmus ¿recluido? en la ciudad eterna, Roma (Italia). Desde que se dio la noticia de la nueva cepa del coronavirus y de su posterior propagación hasta llegar a Italia, todo ha ido cambiando de forma gradual. Sí, ahora nos encontramos con unas medidas de alerta, y toda Italia ha sido decretada «zona roja» debido a la irresponsabilidad ciudadana y la llamada «fuga» del norte que hicieron los italianos en el momento de la filtración del documento que declaraba zonas de Lombardía y Veneto en aislamiento.

Dicho esto, la situación actual del país permite hacer poca cosa, y yo, como Erasmus cuya finalidad era la de aprender el idioma, disfrutar de la ciudad, de su universidad, tener una nueva experiencia y conocer gente de diferentes nacionalidades, me veo en una situación de aburrimiento y poco disfrute en lo que llevamos de cuatrimestre.

Las reglas impuestas desde ayer es que todo negocio permanecerá cerrado hasta el 25 de marzo (de momento) según tengo entendido, dejando abiertos solamente los supermercados, farmacias, parafarmacias y tabaquerías (pago de facturas). La nueva ley dice que solo se puede salir por razones laborales, de salud, por retorno al hogar y por primera necesidad, como es hacer la compra. Se debe salir con un autocertificado que declare una de esas cuatro razones ante la ley. Si un cuerpo del estado te pregunta por dicho documento y no lo llevas o no corresponde con el pretexto de tu salida, te pueden imponer una sanción o multa.

¿Dramática situación, verdad?

Pues… no lo es tanto como parece.

El día a día actual que llevamos es sencillo y fuera de la histeria que se puede transmitir al ver en imágenes y redes sociales. Bulos difundidos y preocupaciones innecesarias que han llevado a confusión.

Nos levantamos con normalidad, todo está en calma y no se va a la universidad, algo que la gran mayoría celebra, ya que hasta el 3 de abril permanecerán cerradas, con lo cual la única tarea que más tiempo nos ocupaba del día se nos ha quitado parcialmente. Seguimos teniendo clases, pero de forma online, y es muy gracioso porque ni los docentes se enteran de cómo funcionan las tecnologías, ni los alumnos se acuerdan de apagar los micros y se les oye a todos.

No sabemos aún cómo harán el modelo de evaluación, ya que esta opción online no está disponible en todas las asignaturas, y ese es un tema que actualmente es el que más nos preocupa como estudiantes. Ninguno de nosotros quiere abandonar el programa Erasmus y dar por perdido medio curso o incluso un curso entero. Ya hay muchos estudiantes españoles que han decidido volver y optado por hacer escala en vuelos a Londres, de ahí a Barcelona y finalmente a sus casas para la tranquilidad de sus familiares.

En cuanto a las libertades que tenemos, son «amplias». No, no nos tienen retenidos en casa con vigilancia por las calles como si esto fuese la guerra. Al contrario. Es verdad que hay mayor control en las calles, pero podemos hacer vida normal. Salimos a comprar como hemos hecho siempre, e incluso vamos a parques a comer y a hacer vida social, siempre y cuando se respete un metro de distancia entre personas.

La verdad es que al principio me preocupaba la posible histeria y caos que se podía generar en los supermercados al conocerse la noticia, pero para mi sorpresa no ha sido así. Esta mañana he ido a comprar y todo estaba como siempre. Me han obligado a coger un carro para tener esa distancia de seguridad más marcada, y entramos en grupos reducidos al supermercado para evitar grandes aglomeraciones de clientes. Por lo demás, todo sigue igual. Hay alimento suficiente de todos los tipos (carnes, pescados, galletas, pastas…), como productos de higiene y otros artículos de primera necesidad.

Obviamente, las cantidades que quedan son menores, pero no falta ningún alimento. Bueno… huevos no quedaban en ese momento, pero en lo que al resto se refiere todo funcionaba con total normalidad.

Con esto quiero decir que en España se ha desatado un caos y una psicosis que en Italia, siendo declarada «zona roja» y de «emergencia», no se tiene.

Actualmente los parques tienen vida, la gente no ha dejado de ir, aunque es cierto que están menos abarrotados y la gente está más separada por ese respeto de distancia, pero no se ha dejado de salir de casa. Solo nos faltaba eso, que encima de cancelar todos los eventos de fiestas Erasmus, cerrarnos los museos, bares y cancelar conciertos, no nos dejasen poner un pie en la calle ni pasear por un parque al aire libre.

Me hace gracia que lo que más me repite la gente por redes sociales es aquello de «Estás encerrado y en cuarentena y lo único que haces es reírte y disfrutar de esa etapa, y aquí todos alarmados». Actitud. La clave, señores, es la actitud.

Y es verdad, todos estamos aquí riéndonos y disfrutando como siempre, descubrimos formas de disfrutar sin saltarnos las precauciones y viendo la surrealista situación de película que estamos viviendo. Es eso o amargarnos, y no hemos venido a eso. Se ha creado el hashtag en las redes de #iorestoacasa, y parece que se cumple.

La vida aquí continúa con más cautela y precaución. Parece que ahora la población ha entendido las consecuencias de andar a lo loco y no hacer caso a las indicaciones. Practicamos deporte, estudiamos, aprendemos, hablamos con el resto de los Erasmus a distancia e incluso nos juntamos en zonas abiertas, tomamos en sol en azoteas y muchas cosas más. Todo está en completa calma. Hay razones mayores por las que preocuparse.

Hablando con otros Erasmus, llegamos a la conclusión de que volver a España sería una irresponsabilidad. Todos tenemos grupos de riesgo a nuestro alrededor de forma directa o indirecta, y lo que menos nos gustaría es que por una alerta social como ésta se acabe perjudicando a personas realmente vulnerables a infecciones víricas. También decimos que entre deporte, sol y estudios vamos a salir el 3 de abril que no nos va a reconocer nadie.

A todo el mundo que me pregunta, como estudiante de ciencias intento explicarle cómo es el mecanismo de infección y qué debe saber acerca de COVID-19 y en general de los virus. Es un deber llamar a la cordura y a la calma.

Por ello, amigos y familiares de cada uno de nosotros, los estudiantes Erasmus en Italia: mantened la calma. Todo sigue en regla.