El Covid-19 le ha ganado la batalla a la mayoría de actividades y hábitos, excepto a la Iglesia. El primer domingo después de decretarse el estado de alarma en todo el país, aún había gente que optó por acudir a su cita sagrada en la parroquia del barrio. La mayoría de los habituales decidieron quedarse en casa, pero unos pocos visitaron su iglesia para escuchar el sermón del sacerdote como otro domingo más. Un claro ejemplo de que la fe puede ser el mejor consuelo ante una crisis sanitaria provocada por una pandemia, aunque en este caso, queda demostrado que la fe no mueve montañas.

Con apenas una decena de personas, las iglesias de la ciudad de Alicante celebraron ayer el «Día del Señor» con las habituales misas durante la mañana. La catedral de San Nicolás, Santa María y el Monasterio de la Santa Faz acogieron la visita de feligreses pese al estado de alarma decretado en todo el país.

Las campanas anunciaban, por partida doble, el comienzo de las ceremonias mientras la gente llegaba con cuentagotas. «He venido expresamente a escuchar la palabra del Señor», explicaba una señora a las puertas de la Catedral, mientras un matrimonio señalaba, instantes antes del comienzo de la misa de las 12, que había decidido acudir ya que «debían y podían ir tras confirmar que no había nigún problema».

Así, hasta tres personas más que decidieron acercarse a los edificios religiosos. «Si puedo ir a por el pan, puedo venir a misa», indicó una mujer. Incluso la persona más rezagada, que se excusaba en que había ido a comprar antes de llegar a su «segunda casa». Las ceremonias se celebraron con apenas gente, unas respetando la distancia de seguridad, otras no. Al igual que ocurrió en Santa María y en el Monasterio de la Santa Faz. En este último, el cura decidió realizarla pese a que tan solo acudieron unas siete personas.

En Alicante no se había prohibido las misas ni clausurado edificios, sin embargo, sí disculpó a todos aquellos que decidieran no acudir a su cita habitual de los domingos por medidas de prevención sanitarias por la expansión del coronavirus.