La sucesión de acontecimientos negativos relacionados con la expansión del coronavirus en la Costa Blanca amenaza ya con provocar un cataclismo económico en el principal «motor» económico de la provincia, ya que esta semana se han parado completamente las reservas para la Semana Santa y la temporada alta, tanto en los hoteles, que tienen alrededor de la mitad de sus plazas -35.000- por vender, como en los apartamentos, hundidos de cara a Pascua y con serias dudas de que la situación mejore de cara al próximo verano, según subrayó ayer Miguel Sotillos, presidente de la asociación de apartamentos turísticos de la Costa Blanca (Aptur), Miguel Sotillos. Sotillos, que reclamó al Gobierno que flexibilice las garantías que les van a exigir para acceder a los créditos ICO porque cree que si las piden los bancos «no nos darán el dinero». Otro subsector turístico muy tocado es el hostelero, que ha visto reducirse esta semana hasta un 40% las venta de desayunos, comidas y cenas.

Sotillos advirtió de la situación actual de cancelaciones y la devolución de dinero que afrontan, «que motivará que las pequeñas empresas cierren y esto se convierta en una hecatombe social». El presidente de Aptur avanzó que en los últimos dos días el incremento de cancelaciones por el coronavirus ha sido del 300% y calculó que las reservas hasta el verano caerán un 40%.

A la posibilidad de fracaso inminente de la Semana Santa, al quedar apenas 20 días para el Domingo de Ramos, se unió ayer la amenaza que supondría para el turismo de la Costa Blanca la cancelación de los vuelos entre el aeropuerto de Alicante-Elche y el Reino Unido, que representa cerca de tres millones de turistas al año con una facturación de 2.500 millones de euros, aproximadamente el 40% del movimiento económico entre la provincia y el resto de Europa.

De momento es una hipótesis, pero la cancelación de los vuelos entre España e Italia y la decisión de EEUU de cerrar el espacio aéreo norteamericano a los vuelos comerciales de Europa han disparado todas las alarmas. Ayer, la rusa Aeroflot anunció que desde este viernes suspende sus vuelos con Alicante hasta el 30 de abril. La ocupación de los autobuses que conectan la ciudad con el aeropuerto ha caído un 20%. Es un hecho, además, que los aviones siguen volando pero con menos pasajeros, por lo que es una incógnita ya cuál será la programación de la compañías aéreas de cara a la temporada alta que arranca en abril, y eso que el Gobierno ha anunciado que no habrá penalización si no se cubre el permiso de vuelo (slot) solicitado. En el aeropuerto son conscientes de que la estadística de marzo reflejará la caída del movimiento de pasajeros.

El presidente de la patronal hotelera Hosbec, Toni Mayor, sostuvo ayer que la única salida que ve a la crisis del coronavirus es «rezar y ser disciplinados con los consejos que desde hace meses dan las autoridades sanitarias». Mayor ha hecho estas declaraciones antes de comenzar una jornada organizada por la patronal con el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, sobre las estrategias de actuación en situaciones de crisis celebrada en el Invattur. Una reunión en la que incluso se comentó que habría que estar preparados para un cierre temporal del espacio aéreo europeo. Por su parte, Colomer, avanzó que una vez se supere la crisis «lanzaremos una campaña potente de promoción y medidas potenciar el movimiento de turistas mayores entre las tres provincias».

La sucesión de noticias negativas sobre la expansión del coronavirus, el teletrabajo y la reducción de la actividad empresarial entre Alicante y Madrid amenazan con vaciar restaurantes y bares, que también han notado la reducción de los clientes habituales, que dejan de desayunar y comer fuera de casa por temor a los contagios. Los hosteleros están preocupados, algunos se plantean cerrar por vacaciones un par de semanas, pero sin saber tampoco si la medida será efectiva. El miedo ha provocado esta semana un descenso de entre el 30% y el 40% la actividad y lo peor es que nadie se atreve a asegurar cuando acabará. Mar Valera, presidenta de la Asociación Provincial de Hostelería, y propietaria del restaurante El Caldero, en Raval Roig, subrayó ayer que «estamos muy preocupados porque a medida que pasan los días se van sucediendo las noticias negativas. Ahora mismo estamos en una situación extraña porque tampoco sabemos cuál puede ser la mejor opción pero está claro que igual es mejor pasarlo mal dos semanas que luego no tener negocio dos meses. Algunos compañeros barajan cerrar 15 días y dar vacaciones al personal pero, realmente, no sé si puede ser efectivo».