P ¿Con el coronavirus, nos encontramos más ante una epidemia de miedo o sanitaria?

R Sí, estos días se están desencadenando muchos cuadros clínicos. En personas con psicopatología previa, como son los trastornos obsesivos compulsivos o la paranoia, está generando mucha alarma social. Lo que ven en los medios de comunicación estos días desencadena pequeños brotes y genera muchos inconvenientes en las familias de estos pacientes. El efecto está siendo como el del frío psicológico: yo no tengo frío, pero como veo que los demás se abrigan, pues yo tengo frío. Es la pescadilla que se muerde la cola. En población que no tiene problemas mentales, también estamos viendo a mucha gente con cuadros de ansiedad provocados por todas las noticias de estos días.

P ¿Qué se esconde en el fondo de todos estos miedos?

R Para empezar, la incertidumbre no nos gusta. Hay mucho miedo a lo nuevo, a lo desconocido, a no saber qué curso sigue la situación que se está desarrollando. Hay muchas incógnitas e incertidumbre, que es lo que genera la ansiedad que estamos viendo estos días. Además, de todos los bulos que están corriendo por las redes sociales. Por otro lado, el ser humano le tiene miedo, no tanto a la muerte, sino a sufrir.

P ¿Desde el punto de vista psicológico, a qué atribuye la psicosis que hay por comprar productos de primera necesidad y en concreto papel higiénico?

R Porque tiene un montón de usos. Además, hay una asociación directa entre la palabra virus y los problemas del estómago, tales como diarrea, colitis... si algo nos da miedo es ir al baño y no tener papel. Es una asociación que hacemos de forma automática.

P ¿Cómo le explicamos a los niños la crisis que estamos viviendo?

R Depende de la edad. Hasta los siete años, como inventan mucho, simplemente hay que explicarles que esto puede ser como una gripe, con unos síntomas más graves y que sólo se están tomando medidas de precaución. Todo con una terminología sencilla, que no requiere de mucha información, porque antes de los siete años, cuanta más información des, más terreno para confabular. A partir de los 7 años, sí que hay más miedo porque les pase algo a los padres. Entonces hay que decirles que todo está controlado y que sólo es una medida de precaución. El lenguaje no verbal es muy importante a la hora de trasmitir el mensaje y no generar en ellos más preocupación.

P Y en el caso de los adolescentes, ¿cómo tenemos que actuar?

R En esos casos es distinto. Los adolescentes lo pasan peor porque enseguida piensan que les puede pasar a ellos, a sus grupo de amigos, a sus padres... tienden a empatizar mucho con lo que ocurre a su alrededor por el efecto de las neuronas espejo.

P ¿Qué consejos le da a sus pacientes estos días?

R Que sigan los consejos que se están dando por parte de los organismos sanitarios. Y mientras nada no nos lo impida, tratar de hacer la vida de la manera más normal posible. Sin tratar de hacer grandes cambios. La palabra que tratamos de usar más es normalizar. Hay que tranquilizar, decir a la gente que vivimos en Alicante y que la situación está bajo control.

P Se trata de la primera pandemia con redes sociales. ¿Cómo está influyendo esto en el miedo y en la percepción de la gente sobre lo que ocurre?

R La persona que está equilibrada y sabe distinguir las fuentes informativas recibe la información bien, el problema son las personas que tienen algún problema, que se llegan incluso a obsesionar con que son conspiraciones... A nuestros pacientes les decimos siempre que traten consultar las fuentes oficiales y seguir todos los protocolos que marca Sanidad en caso de que tengan algún síntoma.