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Una profesora de Alicante logra que los diplomados puedan ser catedráticos

La primera catedrática con una diplomatura en toda España imparte Informática en el IES Figueras Pacheco

Estudiantes en un aula de Informática.

Una profesora de Informática en Alicante se ha convertido, por sentencia firme del TSJ, en la primera catedrática de toda España con un título de diplomada. Hace cinco años que superó la oposición de Secundaria a cátedra en la Comunidad y apareció en la lista de aprobados con plaza de catedrática en noviembre de 2014. Su sorpresa fue mayúscula -así lo cuenta a instancias de este diario- cuando desde la Conselleria de Educación le comunicaron que su cátedra no era válida porque su titulación era una diplomatura, y no una licenciatura o un grado.

Carmen Navalón pensaba que ella «tenía razón, lo tenía muy claro, no entendía por qué se me negaba tras superar las pruebas con 23 años de carrera profesional. Pensé que alguien en Educación no sabía interpretar adecuadamente la ley, pero que tenían que respetarla», recuerda.

Y empezó su viacrucis. Cinco años de sucesivas negativas por parte de la administración educativa en la Generalitat a su reclamación inicial primero, y al posterior contencioso administrativo, que se recurrió ante los magistrados del TSJ en Valencia que finalmente han dado la razón a la profesora en sentencia firme y le han convertido en la primera catedrática de España con una diplomatura.

«Si mi título era válido para impartir clases de Secundaria ¿por qué no para ser catedrática? La ley de acceso a cátedra lo que contempla es la titulación equivalente a efectos de docencia», recalca.

Como no tenía claros los pasos jurídicos que debía dar, se puso en manos del sindicato de enseñanza CSIF, que le respaldó desde el primer momento. En concreto la abogada María José Navarro «que lo vio tan claro como yo y me ayudó muchísimo. He seguido todo este tiempo con mi vida normal y mis clases, ya son 27 años de carrera profesional y la cátedra es un reconocimiento al esfuerzo día a día de dar clase».

La profesora abunda desde el Instituto Figueras Pacheco que una docencia acreditada implica «saber comunicar, transmitir, ser creativo y desarrollar proyectos. Es una satisfacción que lo reconozcan, porque ser catedrático no es resultado de tener un título mejor sino de demostrar la capacidad para desarrollar una profesión de forma correcta, y más en Informática, que te obliga a estar siempre actualizado, lo que conlleva un gran esfuerzo que no se ve en la docencia pero que la cátedra reconoce», destaca.

«De segunda»

Cuando se la negaron, pese a aprobar las pruebas, recuerda que le hicieron sentir «como si mi trabajo no tuviera la misma calidad que la del resto de mis compañeros, como una profesora de segunda». Así que ahora anima a cuantos diplomados puedan demostrar su experiencia docente, a que se presenten a las cátedras «porque tienen ese derecho».

La abogada también subraya que desde un principio les tacharon de «locas», porque cuantos coincidían con el tema en la administración educativa les decían que no lo podrían conseguir, que las cátedras se habían dado hasta el momento a profesores con titulación superior, licenciados o ingenieros superiores «por muy buen profesional que fueras, como lo es Carmen Navalón».

Explica que en el litigio se agarraron a que junto a los títulos citados, la normativa estatal añade «o titulación equivalente a efectos de docencia». La letrada es contundente tras esta victoria que sienta precedente en toda España. «Ahora está claro para todo el mundo. Si eres un buen profesional de la docencia da igual que hayas hecho una carrera superior o una diplomatura. Me parecía algo tan elitista que me lo tomé como algo personal», confiesa. La administración recurrió jurídicamente «pero hemos ganado», subraya satisfecha, «no se puede vetar a ningún diplomado».

Miguel Sola, delegado de CSIF, concluye que se trata de «un caso histórico y singular en España. A partir de ahora cualquier diplomado o ingeniero técnico profesor de Secundaria podrá ser catedrático. Lo vimos un agravio y los jueces nos han dado la razón».

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