Los comercios chinos de la provincia han empezado a protegerse del coronavirus con mascarillas y guantes de látex e incluso con mamparas para guardar las distancias con sus clientes. Otros, directamente, han cerrado durante semanas sin fecha de reapertura.

«Sentimos que usemos las mascarillas para trabajar. El motivo es proteger mejor a toda la población, porque el virus Covid-19 tiene un periodo de incubación en el que estamos asintomáticos (durante este periodo también se puede contagiar). El uso de mascarillas atenuaría la propagación. Gracias por su comprensión». Es el mensaje que comerciantes chinos han colgado de sus escaparates en tiendas de Elche o de San Vicente del Raspeig.

Estas medidas, tal y como apuntaron ayer desde una tienda de móviles del centro ilicitano, consideran que deberían extenderse a todos los establecimientos para contener el virus, pero lamentaron que no se pongan en la práctica en toda España. Desde otro comercio ilicitano, en la calle Almórida, donde tienen un plástico en el mostrador para no tener contacto con el público, llevan días atendiendo de esta manera y mostraron su recelo a ser fotografiados.

El coronavirus se ha convertido en la comidilla de San Vicente desde que la semana pasada se confirmaron dos casos. «Tomamos precauciones», aseguró el regente de un bazar chino en la calle Alicante que reconoce que han despedido a dos de las cuatro personas que trabajan en el local. «Si todo el mundo hace un control se va a eliminar. En mi país ya lo tienen controlado», admitió, además de añadir que «muchos paisanos han cerrado la tienda por precaución y nosotros en cualquier momento vamos a cerrar». La cajera, ataviada de mascarilla y guantes, justificó el plástico que cuelga delante de la caja: «Paso todo el día delante de gente, me tengo que proteger».

En la calle, las medidas que han tomado los ciudadanos chinos sorprendieron ayer. «Veo bien que tomen precauciones, pero te da cosa porque da la impresión de que ellos saben más que nosotros», explicó una mujer, que al mismo tiempo reconocía estar «muy tranquila».

De hecho, esta vecina aseguró que su hijo acude al instituto María Blasco, donde estudia el chico contagiado. «Sí, sigue yendo al instituto. Nos han dicho que no alarmemos. Que entren en las clases y se echen el alcohol para desinfectar las manos», apuntó.

Por otra parte, una docena de bazares y restaurantes chinos de distintos puntos de la provincia han comunicado a la asesoría que les lleva sus negocios el cese de actividad en las próximas semanas por temor al contagio del coronavirus y al considerar que España se va a convertir en una segunda Italia en cuanto al grado de afección de la enfermedad. Así lo confirmó ayer Ji Binbin, asesor de la comunidad china, que explicó que estos negocios incluso han llegado a acuerdos con sus trabajadores para despedirles pagándoles una indemnización. «Como no hay previsión de abrir a corto plazo, han preferido hacer despidos, llegando a un acuerdo con los trabajadores. En esto no hay conflicto y si pasa (el coronavirus), la previsión es volver a trabajar en dos meses». En estos negocios han colocado carteles explicando que se cierra por vacaciones, como ya hicieron algunas tiendas el pasado viernes en Alicante y Elche. Sí que le sorprende, confiesa, que estén cerrando los bazares, algo que atribuye al miedo que está causando la rápida expansión en Madrid. Negó que exista una consigna general entre los establecimientos chinos para cerrar.

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