La semana próxima la Universidad de Alicante conmemorará el día internacional de las mujeres con un acto institucional si bien la agenda de actividades universitarias, tanto en el campus como en sus sedes y aulas, se ha teñido de morado desde el mes de febrero y morado seguirá durante los meses que restan de curso. Este es uno de los avances que ha propiciado la política que en materia de igualdad entre mujeres y hombres se viene implementando en la UA desde que en 2008 se creara la Unidad de Igualdad. La diversidad y extensión de actividades en la provincia otorgan a la Universidad de Alicante el rol de institución provincial estratégica en la transmisión de valores y señala su compromiso con el desarrollo de una sociedad tolerante en la que se respeten los derechos y libertades fundamentales así como la igualdad entre mujeres y hombres. El elevado número de personas que participan en su desarrollo, ya sean como organizadoras, ponentes o asistentes, muestran la cara del trabajo colectivo por construir una sociedad democrática avanzada, porque sin igualdad efectiva difícilmente se puede hablar de democracia y de progreso social.

En nuestros últimos doce años, la UA ha implementado tres planes de igualdad de oportunidades, los dos últimos siendo Manuel Palomar el Rector de nuestra universidad. Ostentar los cargos, primero, de delegada del Rector para Políticas de Género y, en su segundo mandato, el de Vicerrectora de Responsabilidad Social, Inclusión e Igualdad, ha sido uno de los mayores honores a los que puede acceder una profesora universitaria pero, al mismo tiempo, trabajar desde el liderazgo ejercicio por el Rector ha sido un auténtico privilegio. La Universidad ha tenido al frente a un catedrático en Ingeniería Informática convencido de que reducir las desigualdades y discriminaciones indirectas que soportamos las académicas era no solo una cuestión de derecho sino, también, una oportunidad para modernizar la institución. Ha trabajado incansablemente para dar voz a la experiencia, talento y necesidades de las académicas tanto en la gestión y representación universitaria como en el ámbito de la investigación, seguro de que con ello se progresaba socialmente.

Ya he subrayado que uno de los logros alcanzados con la implementación de las políticas de igualdad en la gobernanza universitaria ha sido, es, contribuir a que la reducción de la discriminación que sufren las mujeres, la igualdad entre mujeres y hombres, se haya convertido en un proyecto colectivo. El segundo, y con la perspectiva que ahora nos ofrece el tiempo transcurrido ha sido, es, el de haber promovido cambios estructurales en el espacio científico. En sus dos mandatos, el Consejo de Gobierno de la UA ha aprobado una decena de normativas que, de aplicación interna, perseguían corregir el impacto negativo que en la carrera profesional de las académicas producían regulaciones supuestamente neutras al género. El Reglamento electoral, que introduce artículos para el fomento de la democracia paritaria; el Protocolo para la prevención y actuación frente al acoso sexual, por razón de sexo y por orientación sexual, aplicado en nueve ocasiones desde su aprobación en 2017; o la Normativa en materia de presencia equilibrada de mujeres y hombres en órganos de gobierno, que garantiza equipos de dirección con presencia equilibrada de mujeres y hombres y, en consecuencia, la reducción de la brecha salarial en la universidad, son algunas de estas medidas de cambio estructural. Su labor en defensa del principio de igualdad entre mujeres y hombres no se ha circunscrito a los límites que dibuja nuestro campus. A Manuel Palomar le debemos que a nivel autonómico se considere la exención de matrícula de grado para las víctimas de violencia de género y sus hijas e hijos, un derecho reconocido en la legislación nacional pero que no se consideró en las universidades valencianas hasta que lo reivindicara. Hoy, no todas las comunidades autónomas contemplan esta medida.

Avanzar en materia de igualdad entre mujeres y hombres no es una cuestión de sexo, es cuestión de reconocimiento de derechos, de voluntad de cambio, de convicción, de liderazgo transformador. Todo ello, lo podemos, debemos, ejercer tanto mujeres como hombres.