Las restricciones a los desplazamientos y a las grandes concentraciones de personas pueden tener también sus repercusiones en la junta general de accionistas del Banco Sabadell, que le entidad tiene convocada para el próximo 26 de marzo en el Auditorio de la Diputación de Alicante. Un evento que cada año convoca a alrededor de un millar de asistentes, llegados desde de diferentes partes del país.

Desde la entidad ya estudian anular alguno de los actos previos que suelen acompañar a la reunión, siguiendo las recomendaciones lanzadas por las autoridades sanitarias, y, aunque aseguran que la junta se mantendrá, se analiza cómo «adecuar» su formato, «según evolucionen los acontecimientos», en las escasas semanas que quedan.

En concreto, las opciones que se barajan pasan por «potenciar los medios telemáticos» que permitan un seguimiento de la reunión y por favorecer el voto delegado de los accionistas, con el objetivo de reducir las cifras de desplazamientos y la concentración de personas en el ADDA.

Medidas de prevención

A la espera de lo que decida finalmente sobre la junta, la entidad presidida por Josep Oliu anunció ayer que ha puesto en marcha una serie de medidas «para garantizar el correcto funcionamiento del banco» en el caso de que la situación provocada por el coronavirus Covid-19 se agrave. Así, desde el pasado lunes la entidad ha deslocalizado los equipos que considera «críticos», como los de tesorería, servicios operativos y tecnológicos, o de gestión de activos, lo que significa que los ha dividido y repartido por varios emplazamientos, como Madrid, Barcelona o Alicante, para evitar que todos sus integrantes puedan enfermar a la vez. De igual forma, está realizando ejercicios para comprobar que se podría optar por el teletrabajo, en caso necesario. También ha anulado todos los eventos que no resulten imprescindibles y se han restringido los viajes. A ello se ha sumado un refuerzo de la limpieza en las instalaciones.

Por otro lado, Bankia informó ayer de un caso de coronavirus entre los empleados de su central en Madrid, por lo que impuso el teletrabajo a 80 trabajadores.