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Los expertos exigen a Celaá recursos contra las repeticiones de curso

Catedráticos de la Facultad de Educación en la UA coinciden en que la selección del profesorado no es adecuada y piden formación para digitalizar la enseñanza

Las pruebas diagnósticas para evaluar el nivel educativo que implantó la Lomce desaparecen en el nuevo proyecto legislativo. adrián sanso

La luz verde del Consejo de Ministros al proyecto de la nueva ley de Educación, LOMLOE o ley Celaá, abre el camino al debate parlamentario los próximos meses. En el entretanto, expertos de la enseñanza consultados por este diario valoran las principales iniciativas que la ministra del ramo ha puesto sobre la mesa para dejar atrás la Lomce o Ley Wert.

Ponen el acento en el «cómo», porque los cambios, por sí solos, no bastan, como remarca el catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Alicante, Juan Luis Castejón. «Repetir curso en la educación obligatoria es poco efectivo, pero eso no significa eliminar los suspensos», puntualiza este investigador. «En algunos países no existe la repetición, pero se requiere nota alta para acceder a la Universidad. Hablamos de etapas con finalidades distintas», concreta.

Los también catedráticos de Didáctica, Antonio Díez y María Ángeles Martínez, coinciden en la necesidad de implementar recursos si se quieren reducir las repeticiones de curso «porque solo con no repetir no se soluciona el problema del fracaso escolar, hace falta un sistema de apoyos específicos», precisa la segunda.

Religión

El nuevo proyecto legislativo incluye, por otra parte, una pérdida de peso de la Religión, que ya no será de oferta obligatoria en Bachillerato y la nota no contará para acceder a la Universidad o conseguir beca. Además, los alumnos que no escojan Religión no estarán obligados a matricularse en otra materia alternativa.

En Unidas Podemos quieren que el texto legislativo vaya más allá en ese sentido y anuncian una enmienda para que Religión deje de ser oferta obligatoria desde Primaria a Secundaria.

Díez reflexiona que «tampoco debe confundirse el currículo con las asignaturas». Aun estando a favor de un currículo abierto como el que propone Celaá, este catedrático de Didáctica de la Lengua teme que la creación de un Instituto de Desarrollo Curricular con la intención de actualizarlo periódicamente con las autonomías, genere discusiones sin fin en los departamentos por primar una u otra materia, a falta de un planteamiento político global. «Si quieres destrozar una buena idea, crea una comisión», ironiza.

Castejón da por su parte el beneplácito al abandono del currículo memorístico frente al aprendizaje por competencias, señalando que lo que evalúa PISA, el programa internacional para la Evaluación de Estudiantes, son precisamente competencias. Y sobre la apuesta por la innovación recalca de nuevo que el quid de la cuestión está en el «cómo», porque como demuestran las investigaciones al respecto, la personalización o «individualización de la enseñanza, no siempre lleva a mejores resultados», sopesa.

Tecnologías

Sobre la también contemplada «digitalización de la enseñanza», Castejón abunda que «no basta por sí sola» y Martínez añade que tampoco debe menoscabar la socialización del aprendizaje, ni limitarse a proporcionar ordenadores. «El contacto humano es muy importante en el aprendizaje desde pequeños», subraya la catedrática de Didáctica General.

Díez reflexiona al respecto que en la sociedad actual, tan distinta a la de hace cuarenta años, no basta, efectivamente, con incorporar el ordenador, que hay que replantear la enseñanza y la comunicación.

Invertir en becas para no dejar atrás a nadie por motivos económico; impulsar la Formación Profesional articulando la enseñanza y el empleo para que las familias dejen de verla de forma definitiva como una enseñanza menor, -como apunta María Ángeles Martínez- ya que los técnicos cualificados hacen falta en todos los países; o promover la educación de 0 a 3 años universal y de forma progresiva, pero también con recursos suficientes para evitar tener a los niños aparcados, son también aspectos de la ley que los expertos aplauden, siempre que vayan acompañados de recursos «porque las reformas son una oportunidad de innovación, pero la política no puede ser de rebajas», sentencia la catedrática.

Los cambios anunciados en el acceso a la docencia y en su formación inicial son asimismo bien recibidos entre los expertos de la enseñanza desde la Universidad de Alicante. Antonio Díez incluso considera que la actual selección del profesorado «no se hace bien» y que su formación específica es fundamental, sobre todo en Secundaria, aunque tampoco quiere que el año de prácticas tuteladas que incluye la ley se convierta en un «sueldo barato». También Castejón ve imprescindible mejorar el acceso a la profesión, pero confía que con las prácticas «no se reproduzca meramente el sistema». Y Martínez espera por su parte que el peso no recaiga sobre las espaldas de profesores en activo «sin contraprestaciones».

Selectividad

El «equilibrio» que refiere la ministra sobre las pruebas de acceso a la Universidad lo consideran por último de vital importancia. «Debe cuidarse especialmente. Hay procedimientos para establecer la equivalencia de las pruebas de selectividad», subraya Castejón. Martínez añade que debe haber alternativas siempre que se de acceso a los más capacitados y dirigiendo la formación desde los institutos de Secundaria. Y Díez sentencia que una prueba en la que el 98% aprueba «no sirve para nada». Apuesta por suprimirla y que sea las universidades las que regulen de forma equitativa el acceso del alumnado.

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