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Universitarios de Estados Unidos que estudian en la UA refuerzan el inglés gratis en un colegio y un instituto

La iniciativa de voluntariado se desarrolla en horario extraescolar impulsada por las Ampas del Juan Ramón Jiménez y el IES María Blasco de San Vicente y, tras su éxito, quieren exportarla a más centros educativos

Abigail Hamvas con los más pequeños en el colegio Juan Ramón Jiménez. héctor fuentes

Doce universitarios norteamericanos están dando clases de refuerzo de inglés dentro de un programa de voluntariado en un colegio y un instituto de San Vicente del Raspeig. Los jóvenes han llegado a Alicante para estudiar dentro de un programa de un centro adscrito a la Universidad de Alicante (UA), el Council on International Educational Exchange (CIEE).

Dos veces a la semana, los lunes y los martes, acuden al colegio Juan Ramón Jiménez y los miércoles al IES María Blasco para ayudar a una treintena de niños a mejorar su nivel de inglés de manera gratuita. Las clases se imparten en horario extraescolar dentro de los centros porque a los responsables también les pareció una buena iniciativa que los alumnos tuvieran un «extra» en idiomas.

El éxito del programa ha sido tal, relata la coordinadora académica del CIEE, Gertrudis Sigüenza, que quieren repetirlo con los universitarios que llegarán el próximo mes de agosto e incluso, si es posible, extenderlo a otros centros educativos. En principio en San Vicente, por la proximidad con la UA y con la vivienda de los voluntarios.

«Los niños están encantados, aprenden jugando y cantando casi sin darse cuenta y para los padres la verdad es que es una ayuda porque no todos sabemos inglés como para ayudarles cuando salen del colegio o pagarles una academia o un profesor particular», explica la presidenta de la Ampa del colegio Juan Ramón Jiménez, María Dolores Riera. «Hoy es indispensable saber inglés para todo y al ser nativos los profesores les viene muy bien para mejorar la pronunciación que suele ser lo que más cuesta», añade esta madre.

Natassia Celnik es de Vermont y estudia Historia de España en la UA este cuatrimestre. Está encantada con la experiencia y con los dieciséis niños de entre 8 y 12 años a los que enseña. «Cuando entro al cole vienen a darme abrazos y durante la clase se nota que tienen muchas ganas de aprender», cuenta. «Suelo hacer actividades con canciones y que adivinen palabras, hacemos dibujos en la pizarra y escribimos y un día incluso me llevé una pelota para jugar en inglés», explica esta norteamericana que también ha dado clases a niños en su país natal.

Currículum

«En Estados Unidos tienen muy interiorizado el tema del voluntariado y además a muchos de ellos este tipo de experiencias les cuenta luego en el currículum, así que la actividad es enriquecedora para las dos partes», apunta Sigüenza.

«A algunos niños les cuesta más que a otros, pero yo creo que todos van avanzando sobre todo en la pronunciación y a la hora de entender palabras y frases», comenta otra de las voluntarias en el colegio, Abigail Hamvas.

En el instituto el refuerzo se plantea de otra manera, aunque no deja de ser más lúdico que los libros de ejercicios. Erin Rast, que además estudia Magisterio, es una de las encargadas de acudir al instituto con jóvenes de entre 15 y 17 años. «Lo que más les cuesta al principio es lanzarse a hablar, pero su nivel de gramática no está nada mal», asegura. Para potenciar esta carencia organiza debates sobre temas que cree que les van a interesar y funciona para que pierdan el miedo a intervenir.

«Como quiero ser maestra a mí también me viene muy bien practicar en un aula», afirma Rast, que está matriculada en Educación en Matemáticas y Sociología de la Educación en la UA. «Llevo nueve años aprendiendo español, pero quise venir aquí para aprender el idioma coloquial que es difícil de encontrar en los libros y además de la vida en el campus y fuera con esta actividad también estoy aprendiendo mucho», argumenta esta universitaria.

En estos momentos son doce los americanos que se han integrado en la actividad, todo chicas salvo un chico. «Como está yendo tan bien nos gustaría ampliar. De hecho, teníamos a más alumnos interesados en dar clase a modo de voluntario, pero como se piden algunas cosas como el certificado de penales que lleva unos trámites hasta que lo consigues y es la primera vez que lo hacemos no queríamos superar nuestra capacidad de acción», señala Sigüenza. También tuvieron que gestionar las clases con los centros y con las Ampas para poder hacerlo en horario extraescolar al no poder impartir clase en los centros sin tener titulación.

«Desde que empezó ningún niño ha dicho que no quiera ir y eso ya es un gran logro. Les viene muy bien este refuerzo», comenta la presidenta del Ampa, que quiere que el curso que viene más niños de otros colegios de San Vicente puedan beneficiarse de estas clases. «Se nota que los profesores son gente joven, con ganas, y que les gustan los niños», añade.

Estas tres profesoras voluntarias y sus compañeros volverán a Estados Unidos el próximo mes de mayo porque acaba su estancia universitaria.

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