Es muy probable que usted leyera, e incluso se creyera, que China había construido en solo 48 horas un hospital para atender a los primeros pacientes infectados por el coronavirus. Fue una de las primeras noticias falsas que circuló cuando el virus empezó a copar la atención del mundo. Desde entonces se cuentan por centenares los bulos y rumores relacionados con el COVID-19 que corren por las redes sociales y webs sin credibilidad.

La pandemia de desinformación ha llegado a tal punto que algunas personas están manipulando las cabeceras de medios de comunicación, entre ellos este periódico, para lanzar noticias falsas.

La OMS ha dedicado un apartado en su web a desmentir las falacias que mucha gente asume como ciertas al ver las citadas imágenes trucadas o por el simple hecho de recibirlas por una cadena de WhatsApp o en las redes sociales.

«Nunca antes una crisis de este tipo había generado tanta cantidad de mentiras. Es un caso sin precedentes en la comunicación porque hay mucha más alarma que otras veces y, además, es a nivel mundial», asegura a este diario Carlos Mateos, coordinador del Instituto #SaludsinBulos, creado para combatir las «fake news» sobre salud en Internet.

Un informe elaborado por esta organización sobre los bulos relacionados con el coronavirus en Twitter pone de manifiesto que los que más se comparten son los memes. «Los vídeos e imágenes de humor te hacen gracia y los compartes sin pensar en las consecuencias. Crees que son inofensivos, pero crean estados de opinión, generan alarmismo y restan credibilidad a las informaciones veraces», sostiene el especialista, quien pone como ejemplo algunos memes que «trasladan el mensaje de que los chinos nos ocultan cosas o de que resulta peligroso pedir paquetes por Aliexpress».

Contra el engaño, periodismo

Cristina Tardáguila es directora asociada de la International Fact-Checking Network (IFCN), donde coordina la alianza más grande de entidades verificadoras de hechos jamás creada antes para un único tema. Desde el 24 de enero, 90 plataformas dedicadas al fact-checking en 39 países trabajan de forma colaborativa, en 15 idiomas y por medio de documentos y tablas compartidas, para intentar hacer frente a las mentiras difundidas sobre el coronavirus. «Hemos publicado más de 500 artículos apuntando contenidos falsos que circulan en las redes y también hemos hecho seis resúmenes semanales sobre los que se han visto hasta ahora. Estamos en la cuarta ola de desinformación», explicó ayer a este periódico.

La primera fue sobre el origen del virus (murciélagos, plátanos...) junto con las teorías de la conspiración (Bill Gates está por detrás de todo esto). La segunda trajo un montón de vídeos y fotos fuera de contexto (como la de la gente que se caía al suelo en centros comerciales y metros). La tercera ola fue sobre los falsos métodos de cura y prevención (beber lejía, por ejemplo) y «ahora estamos viendo las falsedades sobre el exterminio humano (China comprando hornos crematorios o buscando permiso para matar 25.000 enfermos)», detalla Tardáguila.

Entre las medidas para evitar caer en estos engaños, los expertos recomiendan «informarse siempre a través de medios reconocidos y fiables y no dar por válido todo lo que vemos en las redes sociales».

Prensa Ibérica baraja la adopción de medidas legales ante la utilización de la imagen de sus periódicos en estos contenidos manipulados.