Son los auténticos tesoros del TRAM. Y son muchos. 1.757 objetos. Fue los que se perdieron en vagones y estaciones durante 2019. Utensilios cotidianos que por sí solos jamás protagonizarían ninguna crónica pero que revisten una importancia vital para cada uno de sus dueños. La historia tiene final feliz solo a veces. Según Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) se recuperan el 33,5% de los enseres.

1.757 artículos quiere decir que los viajeros olvidan 5 de sus preciados bienes personales de media al día y 146 por mes. Son guardados como mínimo un mes en las estaciones donde se custodian y un mes más en el almacén de objetos perdidos de la terminal de Luceros. Transcurrido ese tiempo, y si sus dueños y dueñas no los han reclamado, se entregan a la Policía Local de Alicante.

Las criaturas huérfanas que más aparecen en los trenes y tranvías de Alicante y su área metropolitana son, por este orden , tarjetas de transporte; carteras y monederos; mochilas; llaves; documentación (DNI, pasaportes, permiso de conducir, tarjeta sanitaria...); gafas o fundas; teléfonos móviles; carpetas; paraguas y bolsos.

Hasta aquí, es verdad, el relato es un tanto anodino. Son las cosas que uno pierde ya no solo en el TRAM sino en cualquier lugar del mundo. Pero FGV añade que existen extravíos más extraordinarios para los que ya hay que tener un nivel puntero de desatención: bicicletas, muletas, bastones, ordenadores portátiles, tablets, maletas, carros de bebé o de compras, cascos de moto, radiografías e informes médicos, sombrillas y hasta sillas elevadoras infantiles.

Siempre existen periodos del año más propicios para el despiste. O más bien, tampoco hay que hacer trampas, meses en los que el TRAM registra más usuarios y por lo tanto los extravíos se multiplican. Diciembre, agosto y julio son los meses con más perdidas. Los que menos en cambio, marzo, mayo y febrero.

En cuanto al tiempo que se tarda en recuperar un artículo, lógicamente todo será más fácil si el mismo lleva algún elemento identificativo o el cliente lo reclama; si es así, y sobre todo si se trata de una pieza valiosa, se suele retirar incluso durante la misma jornada de su pérdida. Ese es el mejor final posible: solo unas pocas horas de susto.

Los documentos oficiales son entregados a la Policía a la mayor brevedad para intentar localizar a su propietario o propietaria. Las tarjetas bancarias en cambio son destruidas a fin de no ser manipuladas, evitando riesgos innecesarios. Cuando es fácil establecer quien es el dueño del objeto perdido, el personal de Atención al Cliente realiza «pequeñas investigaciones» para localizarlo.