Entre los escuderos más fieles con los que cuenta Pablo Casado en Alicante se encuentra sin duda el alcalde de la capital, Luis Barcala. Aquel histórico brindis con horchata en la Explanada, allá por el verano de 2018, les marcó ya para siempre. Tanto, que ahora Barcala no pierde la oportunidad de secundar al líder de Génova. Y de forma inmediata: ayer mostró su apoyo a la coalición electoral del PP con Ciudadanos en el País Vasco, lo que constituye un incondicional y veloz apoyo a Casado frente al malestar que el pacto ha provocado en algunos de los barones del partido de más enjundia: en su líder en Euskadi, Alfonso Alonso, que se ha quejado de que el acuerdo con la formación naranja se ha cerrado a sus espaldas; o en el de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, quien se opone a esa misma coalición en su casa y ya se ha solidarizado con Alonso.

Precisamente, frente a la resistencia casi numantina de Feijoo, Barcala ha advertido desde Alicante que el PP debe extender esos pactos con Cs en toda España, tierras gallegas pues incluidas, ya que «refuerza el centro derecha y frena gobiernos con comunistas, independentistas, antisistemas y herederos de ETA». Por supuesto, para el alcalde, la misma estrategia podría valer para la Comunidad Valenciana, «con el fin de combatir el Botánico y sus políticas sectáreas».

Si Barcala le da estos consejos a los diferentes responsables de su partido en España es porque cree que su propia experiencia en Alicante le ha ido bien. Que aquí, el pacto postelectoral con Ciudadanos funciona: «En Alicante, estos acuerdos han sido beneficiosos para nuestros vecinos, han traído tranquilidad, buena gestión y han puesto fin al periodo negro del fracasado tripartito de izquierdas». Por eso, a su juicio, la coalición en el País Vasco «es el camino a seguir, un ejercicio de responsabilidad y de generosidad que nos están demandando los españoles».

Desde un punto de vista local, a Barcala le viene muy bien el nuevo escenario con el que Casado intenta recomponer el centro derecha nacional, ya que aleja la posibilidad de que sus socios de Cs en el Ayuntamiento intentaran un posible entendimiento con la izquierda que desembocara en una moción de censura. Bien es verdad que tampoco parece que la formación que ahora dirige Inés Arrimadas, muy proclive a los pactos con el PP, esté para aventuras de signo contrario.

Por fin, el raudo apoyo de Barcala a Casado plasma el gusto del alcalde por la política nacional, donde se siente mucho más a gusto que en las tensiones domésticas del día a día. El munícipe cada vez mira más allá de Alicante: es miembro del comité ejecutivo del PP en Madrid y no falla a ninguna cita de la dirección de la Federación Española de Municipios y Provincias.