Alicante es una de las veinte ciudades de la provincia libre de circos con animales salvajes. Con 82 años, el circo Alaska, uno de los más antiguos del país con tres generaciones de artistas, decidió que era hora de «renovarse o morir», de ahí que optaran por jugar con la fantasía para recuperar los espectáculos con fieras utilizando las nuevas tecnologías. Así nacieron los tigres, hipopótamos, leones en 3D, y el acuario de tiburones y tortugas prehistóricas en hologramas, que fascina a toda la familia. «Este sistema virtual no tiene nada que ver con los animales reales pero los pequeños disfrutan mucho de la fantasía porque los pueden ver y los adultos recuerdan cuando eran niños y podían tocar a los animales y fotografiarse con ellos», apunta Alberto Segura, director del espectáculo que durante dos semanas se ha podido ver en Alicante, en el recinto ferial de Rabasa. Hoy y mañana son las últimas funciones (a las 17 y 19.30 horas) antes de levantar las carpas con destino a Murcia, Cartagena y a las principales ferias de Andalucía, como Sevilla, Jerez o Córdoba.

El circo Alaska decidió emplear esta técnica pionera para recuperar la esencia de estos espectáculos. «En Europa solo lo tenemos nosotros y el Circus Roncalli de Alemania. Un circo sin animales es como un jardín sin flores, le falta la esencia. Es una gran atracción por la que optó la dirección para que los niños puedan disfrutar de ellos a través de la fantasía de los hologramas. En el escenario parecen reales y nos permite incluso sacar animales prehistóricos como los mamuts que nunca han estado en un circo». El espectáculo de las fieras en 3D dura nueve minutos y se enmarca dentro de una función con payasos, acróbatas y trapecistas. También hacen el musical El Rey León.

El circo de hologramas se estrenó esta pasada Navidad en València, donde estuvo dos meses, «con un éxito tremendo, porque es una novedad y la curiosidad le pica a todo el mundo», y el siguiente destino ha sido Alicante, donde vienen todos los años. Afirma el director de la función que con los circos existe un malentendido, «los animales nunca han sufrido en los circos, al menos en el nuestro. Siempre han tenido sus comodidades con cuadras grandes. Ahora no podemos trabajar con ellos en la mayoría de ciudades (se sigue permitiendo en algunas de Andalucía y Madrid) pero no los abandonamos porque han nacido en el circo y en cautividad. Mis hijos se han criado con ellos. La dirección del circo Alaska ha cuidado al 100% de los animales, salían con gran lustre y brillo en el pelo». Por este motivo, el responsable de este circo que se adapta a los tiempos afirma que cuando iban a ciudades donde no había agua, calefacción y alumbrado en los boxes para animales, no actuaban.