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La cuarta vía

«Gloria» nos ha abierto los ojos, la costa de la provincia tiene un problema

Olas batiendo en la zona de la Finca Adoc, en la Albufereta. RAFA ARJONES

Hubo un tiempo, a principios de los años 80, durante los veranos, en que si alguien quería encontrarme en Alicante lo tenía fácil. Junto a Andoni, Guillermo, Roger, «Manin», «El Maño» ... mi paraíso se llamaba Finca Adoc, en la Albufereta. En una de sus calas, incluso, decidí un mes de agosto hacerme periodista renunciando a la prematrícula en Económicas y Derecho que había formalizado en Deusto, la universidad en la que acabaron la mayoría de mis compañeros de clase en Bilbao. Quizá por ello, las imágenes de los destrozos provocados por el temporal «Gloria» en aquel refugio de mis veranos son las que más me han impactado tras la gota fría invernal que dejó olas de nueve metros frente a las playas, de la Marina Alta, aunque la Albufereta no haya sido la parte de la costa más afectada. La Finca Adoc fue, a mediados de los 60 del siglo XX el invento de un visionario, Carlos Pradel, que concibió, con éxito, que la oferta turística no podía quedarse en los balnearios de la playa del Postiguet, lanzándose a la creación de una zona ligada al entonces desconocido turismo residencial ganando terreno al mar.

Eran tiempos en los que las leyes para proteger la costa no existían y una persona con buenos contactos y con dinero podía hacer lo que le viniera en gana. Así nació ese trozo de la Albufereta y, poco después, la Playa de San Juan. Pero el mar, asociado con el cambio climático, no olvida y hoy, más de 50 años después de que Pradel pusiera la primera piedra, y alicantinos, madrileños, vascos y «pied noir» llegados de Argelia se instalaran en Adoc y los edificios colindantes, la zona está ahora más amenazada que nunca sin que Costas, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, parezca muy dispuesta a asumir la reparación de unos espigones, arietes contra el avance del mar, que se han convertido por el paso de los años y su deficiente mantenimiento en un montón de rocas que no resisten ya ni el temporal más suave.

Pero lo mismo pasa en Arenales del Sol, El Pinet, Guardamar, Dénia, Calp, Xàbia, incluso Benidorm? donde miles de personas se fueron instalando en la primera línea del mar -viviendas y negocios-, que hoy tienen un problema de muy difícil solución. La modificación de la Ley Costas en 2013 no hizo otra cosa que aumentar el riesgo con la prolongación de las concesiones en 75 años, pero sin tener en cuenta uno de los grandes problemas derivados del cambio climático: el aumento del nivel del mar y los temporales. ¿Y ahora? Los hechos están ahí. «Gloria» provocó un súbito aumento el nivel del mar -medio metro- que acabó engullendo playas y paseos marítimos, nuestro gran patrimonio turístico, no lo olviden, dejando un escenario que los expertos consideran que será ya el habitual en 50 años, los mismos que han pasado desde que Carlos Pradel iniciara la construcción de esa parte de la Albufereta de mis veranos.

A partir de ahora, temporales como «Gloria» van a ser habituales y como la Administración no espabile, no es que las olas vayan a pasar por encima de los edificios o los pequeños chalés construidos casi encima del mar, pero no duden de que en algún temporal el agua entrará hasta la cocina. Por responsabilidad e, incluso, por economía (trescientas mil familias viven del turismo en la provincia) urge tomar soluciones ya, aunque resulten duras, caras y difíciles. En los Países Bajos existe un dicho popular que afirma que Dios creó el mundo y los holandeses Holanda. Hagamos lo mismo.

Geógrafos y Ministerio para la Transición Ecológica coinciden en que la actual Ley de Costas de 2013 se debe modificar para recortar, si cabe, los periodos de concesión en el Dominio Público Marítimo Terrestre, que se prolongaron hasta 75 años. El proceso actual de calentamiento supone un proceso incierto, pero constante, que afecta de forma importante a las edificaciones situadas en primera línea del mar, por la mayor magnitud de los temporales marítimos y los efectos de las gotas frías en la costa. ¿Fue una insensatez prolongar esas concesiones? Quizá, pero ahí están y en ellas miles de vecinos a los que urge dar una solución. En la provincia de Alicante la temperatura del mar ha aumentado 1,2º desde 1980 y hasta más de un metro habrá subido el nivel del mar en el año 2100, por lo que, si no se toman medidas efectivas, los daños que nos dejó «Gloria» se volverán a repetir. De hecho, ya se llega tarde: como mínimo, el incremento medio será de 43 centímetros. Así lo corrobora el último informe del Panel Internacional de Cambio Climático de la ONU en el que, además, se advierte de que los niveles extremos del nivel mar, con subidas repentinas que provocan inundaciones que históricamente se producen una vez cada 100 años, se repetirán de forma casi anual. Ojo al dato. Los 524 kilómetros de costa de la Comunidad Valenciana no se librarán de estos efectos y muchos de sus municipios, principalmente los que se encuentran en primera de línea del litoral, deben adaptarse y prepararse ante eventuales inundaciones.

El informe ha actualizado las predicciones sobre el aumento del nivel del mar realizadas por el propio IPCC en 2014. Y lo ha hecho al alza. Se espera que el nivel de los océanos crezca hasta 10 centímetros más de lo proyectado aquel año. ¿El motivo? Los expertos apuntan a una aceleración de la fusión de la capa de hielo del Antártico, así como de la del Ártico y del «permafrost» (capa de hielo permanente) presente en el planeta. Las estimaciones ofrecidas en este nuevo estudio apuntan a que con la tendencia actual de aumento de temperaturas, el nivel del mar se podrían incrementar entre 60 y 110 centímetros respecto a finales del siglo XX.

El deshielo de los polos se ha convertido en los últimos años en una de las grandes consecuencias del cambio climático. El conjunto de la Tierra se calienta, pero, sobre todo, lo hace el área de la Antártida. El océano que rodea al continente del Polo Sur se ha estado calentando más rápido que el resto de los océanos del mundo desde la década de 1950, a un ritmo de 0,17º, mientras que el promedio mundial ha sido de 0,1º anual, según datos de Greenpeace y la Asociación Española de Geógrafos. El Polo Norte, tan lejos de Alicante, es el gran problema ambiental actual de nuestro hemisferio por los efectos atmosféricos, ecológicos y de geopolítica que puede generar a partir de ahora. Desde 1978 ha perdido una extensión similar a cinco veces la de España, y la comunidad científica alerta de que en pocos años se podría navegar por la banda circumpolar sin grandes problemas.

En los últimos meses se ha puesto de moda la aseveración de que el Mediterráneo es la zona cero del cambio climático. Como siempre, quizá estemos exagerando un poco, pero todas la señales, aunque a alguien le cueste creerlo, apuntan a un cambio. ¿Qué hace 500 años también se produjo algo similar? ¿Qué hubo una glaciación y aquí seguimos? Cierto, como lo es que en la Albufereta, El Pinet, Arenales de Sol, Xàbia, Dénia,... ni los más veteranos recordaban un temporal marítimo tan fuerte como el de enero y que una semana después las máximas alcanzaran los 25 grados. Si no espabilamos, lo pagaremos. Sostiene la hoy la todopoderosa vicepresidenta Teresa Ribera que la modificación de la Ley de Costas de 2013 fue una insensatez. Posiblemente tenga razón, pero es ahora a usted y sus técnicos a los que les toca resolverlo.

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