El catedrático del departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Alicante, Salvador Ivorra, que dirigió al equipo de investigadores que analizó el impacto que las mascletàs que se disparan en Luceros tienen sobre el monumento de Bañuls en dos informes encargados por el Ayuntamiento, critica que no se hayan tomado las medidas excepcionales que recomendaban en estos estudios y en general que se no haya adoptado ningún tipo de iniciativa adicional de prevención. Como ejemplo, las mediciones que hicieron en 2016 constataron cómo las aceleraciones máximas de los fuegos que se disparan en las mascletàs superan los límites recomendados por estándares internacionales, concluyendo que las pantallas que se colocan, desde 2014, sobre los caballos no garantizan su conservación.

Salvador Ivorra, experto en protección de estructuras contra terremotos, se mostró molesto con las palabras del concejal de Cultura, Antonio Manresa, de Ciudadanos, que este martes dijo que el Ayuntamiento iba a dedicar 100.000 euros, cantidad incluida en el borrador del Presupuesto de 2020 pendiente de aprobación, para hacer «un verdadero estudio» de las causas del deterioro de monumento de Bañuls. «Una vez que se haga ese estudio de verdad tomaremos las decisiones que se tengan que tomar a nivel de gobierno municipal de cómo se debe abordar la restauración», señaló Manresa, quien aseguró que «estudios oficiales como tal, sustentados por técnicos y con argumentos fundamentados, no se han hecho. Se han hecho apreciaciones, un informe científico al respecto no se ha hecho como tal», insistió.

El catedrático replicó que «nuestros estudios fueron bastante serios». Según el catedrático, cada uno de ellos costó al Ayuntamiento entre 1.600 y 2.000 euros. En 2016, una empresa experta en mediciones sonoras hizo otro más por encargo del Ayuntamiento. Anteriormente, técnicos municipales constataron los daños.

Ante los resultados de los informes, el tripartito que gobernaba entonces anunció medidas correctoras como la reducción de la duración de los espectáculos para rebajar las vibraciones, el traslado a suelo macizo de los morteros del terremoto final, una plataforma sobre amortiguadores para que no se transmitieran a tierra las vibraciones y alejar los fuegos de la zona de la estación del tranvía. Algunas de ellas se tomaron pero otras no.

«Hicimos dos informes encargados por el Ayuntamiento y las conclusiones eran similares: que los niveles de aceleración son superiores a los que cualquier normativa permite para vibraciones. Como esos umbrales se superan eso supone que va a generar daños. Eso mismo lo hemos hecho en Elche con un estudio detallado de las mascletàs y su afectación a la basílica y al Palacio de Altamira, y parece que se lo han tomado más en serio», dijo Ivorra. El ingeniero reconoce que en el caso de Luceros se suman más causas al deterioro como la calidad regular del material de construcción, con armaduras dentro que se oxidan con el tiempo y débil, con lo que «si lo sometes a vibraciones se va a dañar más. La corrosión está y si no se hace una intervención adecuada se seguirá deteriorando aunque no haya mascletàs, pero está claro que aceleran el daño que tiene la fuente». Otros factores citados por expertos que contribuyen al deterioro son el tráfico, el ambiente salino y el paso del tranvía.

En sus estudios proponían medidas correctoras pendientes de probar en laboratorio y de presupuestar, como un sistema de amortiguación con colchonetas, desmontable, que permitiera pasar el tráfico por encima. «Tengo una idea de la solución pero debe ser compatible con muchas cosas». El director del equipo de investigadores de la Universidad que hizo los estudios afirma que el problema no solo lo tiene la fuente. «Focalizamos en ella pero alrededor hay viviendas que sufren daños con los fuegos. Puede caer una fachada, un recubrimiento, un panel de mármol». Particulares que viven en Luceros le han contactado para que haga mediciones.