La antigua playa de vías de Alicante, que desde esta semana es historia con la retirada de los últimos raíles que Adif tenía en superficie, se ha convertido en un peligroso atajo para los vecinos de Ciudad de Asís, la Florida y los PAUs de San Blas, que cruzan de un barrio a otro -para evitarse un rodeo hasta el Puente Rojo- entre matorrales, escombros, vertidos de uralita, pozos y las máquinas de la obra de la Vía Parque que acaba de reanudarse. Entre ellos niños y adolescentes de los colegios del entorno, vecinos de un barrio que trabajan en el otro y mujeres que cruzan con el carro hacia los supermercados de la avenida Isla de Corfú.
La plataforma Vecindario por un Parque Central reclama que se abran un mínimo de dos pasos peatonales, uno a la altura de Florida Portazgo y otro frente a Ciudad de Asís, para que se facilite el tránsito y las personas no tengan que cruzar por un terreno tan desnivelado y escarpado mientras se construye el gran pulmón verde prometido desde hace años. La última fecha que dio el Ayuntamiento fue 2024 para el inicio de la urbanización si no aparecen más contratiempos.
Hasta entonces quedan varios años por delante, en los que el atajo se seguirá utilizando, de ahí que los vecinos reclamen con urgencia esos pasos provisionales. «Unos caminos asfaltados con una acera a un lado es suficiente», señalan Paqui Moya y José Vicente Gosálbez, miembros de la Plataforma. Moya señala que para ello se pueden aprovechar algunos de los caminos que han surgido donde ha dejado de crecer la hierba que pisan las personas que cruzan.
«Hay escolares que viven en Ciudad de Asís y Florida Portazgo que se meten por ahí con las mochilas para ir al colegio Don Bosco, y alumnos de San Blas que van al Médico Pedro Herrero. Con este atajo llegan en diez minutos».
La alternativa más segura es ir por el Puente Rojo y bajar y subir sus escalinatas, pero este trayecto se lleva más de tres cuartos de hora, de ahí que los terrenos del futuro Parque Central sean cada vez más transitados pese a su peligrosidad e inseguridad. A las irregularidades del terreno, con socavones, se unen vertidos de escombros, e incluso de uralita retirada de algún edificio por los problemas que provoca la inhalación de sus fibras, por cuyas inmediaciones sin embargo pasan cada día personas, según alerta Moya.
Raíles apilados
En la zona de la antigua playa de vías también hay numerosos pozos, algunos de ellos respiraderos de la zona del soterramiento de los trenes, que no son profundos pero sí pueden provocar lesiones. La Plataforma conoce casos de caídas caminando por ese lugar.
También reclaman que las vías recién retiradas no se dejen ahí apiladas, abandonadas, ya que se convierten en otro elemento peligroso para el vecindario.
En cuanto a las zonas de escombrera que abundan en estos terrenos, los vecinos pidieron hace cuatro años al Ayuntamiento su limpieza «pero nos dijeron que no podían entrar porque estaban las vías. Ya no tienen excusa». La Plataforma acaba de comunicar al Seprona de la Guardia Civil, y al Ayuntamiento, la aparición de nuevos vertidos donde hallaron incluso documentos con domicilios de personas y facturas. Reclaman que los inspectores de limpieza investiguen la procedencia de los vertidos y que se interpongan sanciones.
En las obras retomadas de la Vía Parque también hay peligro para los peatones ya que la maquinaria trabaja con personas caminando cerca o paseando a sus perros. Una vez culminada la retirada de raíles y traviesas de la denominada «vía de la vagoneta», la infraestructura que utilizaba Adif para sacar material de la estación del AVE, la Conselleria de Obras Públicas tiene previsto terminar para el verano el tramo de 300 metros de la Vía Parque que separa el PAU 1 y La Florida.
