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Cs «agrieta» el bipartito: deja solo al PP con Vox en un intento de volver al centro

El «pin parental», el uso del valenciano en Alicante y un intento de impulsar campañas sanitarias contra del aborto dividen a los dos socios

Cs «agrieta» el bipartito: deja solo al PP con Vox en un intento de volver al centro

El bipartito, el gobierno compartido por el PP y Ciudadanos, demostró ayer, hasta en tres ocasiones, sus diferencias en Alicante. Sucedió en un bronco pleno de evidente corte político, con contadas iniciativas sobre la ciudad. De hecho, las «grietas» entre los socios, que se suman a enfados por la gestión diaria que no ocultan, quedaron patentes en asuntos como el polémico «pin parental» (la herramienta de censura educativa promovida por Vox), el intento de que se modifique el predominio lingüístico en la capital alicantina (del valenciano al castellano) y una propuesta para impulsar campañas sanitarias en contra del aborto.

En esos puntos, que se votaron en las postrimerías de una eterna sesión plenaria, Ciudadanos se posicionó con la izquierda, con los antiguos socios del tripartito, dejando solo al PP con Vox. Ese movimiento evidenció un intento de la formación naranja de volver al centro del tablero político, de marcar distancia con la extrema derecha y con el PP, que sigue yendo de la mano de los ultras, manteniendo así el camino marcado por la dirección nacional, con Pablo Casado al frente.

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El "pin parental" rompe el bipartito de Alicante

La primera fractura en la unidad de voto de los socios del bipartito llegó con una iniciativa presentada por Unidas Podemos para rechazar «cualquier pretensión de vulnerar los derechos de los niños mediante censura educativa que posibilite a los padres privar a sus hijos de recibir formación en valores constitucionales». El debate de ese punto fue como se esperaba: áspero. Desde la izquierda se acusó a Vox de «alimentar el discurso del odio», de «marcar las políticas públicas» desde una posición «fascista» y de «inventar problemas donde nos los hay». En un tono más prudente, el concejal Adrián Santos (Cs) defendió que su grupo se iba a sumar al previsible voto de la izquierda, aunque enfatizó que estaban «de acuerdo en el fondo pero no en las formas», y es que el edil reclamó «más respeto se piense lo que se piense». En la postura contraria se mostró el PP y Vox. La popular Julia Llopis alegó que en cuestión educativa se «ha traspasado una línea», en alusión a la libertad de los padres a elegir: «Hemos perdido la confianza, por eso queremos saber qué se da en los colegios, cómo se da y quién lo da». La defensa de Vox, como en todo el pleno, fue en un tono más radical: «Los niños no pertenecen a nadie [en alusión a las declaraciones de la ministra de Educación], lo que supone otro logro de los regímenes liberales frente a los regímenes comunistas».

Palabras distintas, pero los mismos bloques se repitieron minutos después, en una propuesta de Vox para instar a las Cortes a que modifiquen el predominio lingüístico de la ciudad que figura en la ley autonómica, pasando del valenciano al castellano. Ahí también Cs se posicionó junto a la izquierda, dejando solo al PP con Vox en el turno de votación. «No necesitamos una guerra con las lenguas», señaló el edil Antonio Manresa (Cs), quien recientemente, en otro pleno, acusó a Vox de ser «una formación xenófoba, racista y supremacista».

Y como no hay dos sin tres, en el siguiente punto, también llevado al orden del día por Vox, los naranja volvieron a marcar distancia con su socio de gobierno. En esta ocasión, ante la propuesta de los ultras de pedir al Consell y al Gobierno central que en las campañas sanitarias se trate el aborto «como un riesgo para la integración física y psicológica de las mujeres». De nuevo, Cs votó junto al PSOE, Unidas Podemos y Compromís, mientras el PP levantó la mano con Vox. En este punto, Barcala tomó la palabra para defender la postura de su grupo, subrayando que los populares «rechazan el pensamiento único».

Pero el PP y Cs no estuvieron enfrentados durante todo el pleno. Los socios se unieron para pedir al presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que rompa sus pactos con «populistas, independentistas y herederos de ETA» y también para reclamar al Botànic que «garantice el derecho de los padres a la elección de la lengua vehicular en los colegios». Éstas fueron las dos únicas iniciativas que el bipartito llevó a un pleno donde se apoyó el trasvase del Tajo, aunque sin el respaldo de la izquierda.

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