En los grupos de weChat, aplicación de mensajería similar al WhatsApp, a través de la cual se comunican los ciudadanos chinos en España, abundan los mensajes pidiendo mascarillas y ofreciendo ayuda para comprarlas y enviarlas a China, explica Jimbo Pan, estudiante de Economía en la Universidad que vive en Alicante desde que tenía 10 años. Pan conoce a un compatriota que vive en Alicante que a finales de diciembre viajó a Wuhan para visitar a su familia y que regresó hace un par de semanas. «La provincia ya está cerrada para evitar el contagio pero cuando salió estaba en proceso». Según contó, en el aeropuerto de China por el que voló le hicieron unas pruebas, descartando que tuviera el virus, y se las repitió en un hospital de Madrid. Desde que volvió está recluido en su domicilio de Alicante siguiendo la recomendación médica de no estar en público durante un periodo de seguridad de al menos dos semanas «por responsabilidad social, aunque no tiene ningún síntoma».
Jimbo Pan, de 25 años, explica que su padre sigue las noticias en China por internet o weChat, y ha hablado con sus familiares aunque la provincia de la que proceden está bastante alejada de la zona cero de esta epidemia. «Está preocupado porque al principio se pensaba que (el coronavirus) no iba a llegar a España ni a Europa».
En cambio, Chenxi Zhao y Hujinnyang Hu, que desde hace tres años estudian Administración de Empresas y Recursos Humanos, respectivamente, en la Universidad de Alicante, proceden de una región limítrofe a Wuhan. «Hay 200 casos en nuestra provincia, en la que hay 100 millones de habitantes. No son muchos pero hay preocupación. Nuestras familias de momento están bien». Están en contacto con ellas a través de weChat y telefónicamente.
Ambos se mostraron críticos con las autoridades locales de Wuhan porque tardaron cinco días en informar al Gobierno de China. Creen que el brote en Wuhan se debe a que la gente come muchos animales de montaña. China ha encontrado en los murciélagos el origen del coronavirus.
