No habrá negociación previa entre el bipartito y la oposición: el gobierno local parece fiar el futuro de los Presupuestos municipales de 2020 al período de enmiendas, cuando los cambios en las cuentas se limitan a traslados entre partidas. El alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala, elevó ayer el borrador al área de Intervención, que ahora dispone de diez días hábiles para remitir su informe definitivo. Si da el visto bueno, el siguiente paso será que el ejecutivo supere el trámite de la Junta de Gobierno, lo que a su vez abrirá la fase de enmiendas previa a la votación en Pleno. Así lo explicó ayer el gobierno en un comunicado: «Una vez elaborado el informe de Intervención, los Presupuestos se llevarán a Junta de Gobierno para su aprobación y comenzarán los contactos con los grupos de la oposición en busca de un acuerdo que haga posible su validación en el pleno». Así, en la fase de enmiendas es donde está previsto que entre en liza la oposición, que este año no ha tenido la oportunidad de incluir propuestas en la fase inicial, como sí sucedió el pasado año, cuando Barcala introdujo peticiones de Guanyar y Cs en el documento antes de remitirlo a Intervención. Entonces, en el horizonte estaban las elecciones municipales. Esta vez, en cambio, Barcala solo se ha reunido con la oposición para una primera toma de contacto con los grupos, en la que no se pusieron sobre la mesa exigencias. Desde Alcaldía sostienen que el procedimiento es el mismo que seguía el tripartito.

Este cambio de estrategia de Barcala respecto al pasado año sólo tiene una explicación para los grupos de la izquierda: que el alcalde tenga ya un preacuerdo cerrado con Vox, el socio prioritario para los populares, pese a que Cs aspiran a aprobar las cuentas gracias al voto de los socialistas.

Reacciones

Desde el PSOE, Francesc Sanguino alertó ayer de ese posible pacto con los ultras tras conocer que Barcala había elevado ya el Presupuesto a Intervención sin negociar con la oposición: «Ha iniciado los trámites aunque no sabemos si por la crítica mediática o porque tiene un pacto oculto con Vox. Cualquiera de los dos escenarios no parecen ser los más propicios para unos presupuestos que pretendan mejorar la vida de las personas». Más duro se mostró el portavoz de Compromís, Natxo Bellido, quien criticó la negativa de Barcala de negociar antes de llevar el documento a la fiscalización: «Si el bipartito ha enviado el Presupuesto a Intervención va a ser muy complicado por no decir imposible que podamos llegar a un acuerdo. El PP y Cs se niegan a abrir un proceso de diálogo con la oposición progresista. Esto puede significar que lo tienen bien atado con la extrema derecha». Por su parte, desde Unidas Podemos, el portavoz Xavier López insistió en ese posible acuerdo entre el bipartito y los ultras, que entre sus condiciones está eliminar las partidas presupuestarias destinadas a LGTBI y Cooperación (áreas gestionadas por Cs). «Por los movimientos del bipartito, ya lo deben tener hablado con la ultraderecha», apuntó ayer López.