El temporal «Gloria» se ha llevado por delante vidas humanas, paseos marítimos y construcciones en primera línea de playa, con daños económicos aún por cuantificar pero que ya se sabe serán muy elevados. Fuera del foco quedan los perjuicios ocasionados a la flora y fauna del litoral, no menores según los expertos. Entre las especies más afectadas, la Cymodocea nodosa y la Posidonia oceánica. «Las praderas de Posidonia actúan como un escudo que evita la pérdida de arena en las playas y aumenta la resistencia frente a marejadas intensas porque amortigua el impacto de las olas», explica Juan Guillén, jefe de Investigación del Área Marina del instituto de Ecología Litoral.

Un vistazo a las playas da una idea del tremendo impacto de la última borrasca, porque el mar ya ha empezado a devolver toneladas de restos marrones y parduzcos de ambas plantas. La Posidonia, endémica del Mediterráneo, es «vital» para la biodiversidad tal como recuerda Guillén. «La fuerza e intensidad de las olas arranca colonias que tardan varias décadas en crecer», advierte Guillén. El desarrollo de veinte centímetros de Posidonia postergan esos diez años su desarrollo y un metro de altura de sedimento de rizoma necesita casi mil años para crearse. «En un temporal de esta magnitud todo eso lo arrancan las olas, causando auténticos destrozos», remarca.

La toxicidad de la Caulerpa

El peligro añadido es que ese espacio «inmediatamente lo ocupan algas exóticas invasoras que empiezan a crecer rápidamente impidiendo que ahí puedan volver a regenerarse otras especies», explica Guillén. La principal amenaza de la Posidonia es el alga Caulerpa, introducida accidentalmente por el hombre debido a un vertido en un acuario de Mónaco. Cuando invade las praderas de Posidonia muchas especies desaparecen y se produce un cambio en todos los ecosistemas, produciendo un sensible descenso de la biodiversidad. Debido a las toxinas que contiene no es comestible para la microfauna, por lo que no tiene enemigos naturales. La única forma de evitar la invasión es arrancándola.

Guillén, además, recuerda que las obras de emergencia que ahora vayan a ejecutarse para que las playas estén listas para la temporada turística no pueden estar exentas del trámite de impacto ambiental por los daños que pueden ocasionar a los hábitats y las especies prioritarias, como es el caso de la Posidonia oceanica. Una situación agravada en los últimos años por los sucesivos temporales, cada vez de mayor intensidad.

Para Juan Jiménez, jefe del Servicio de Vida Silvestre de la Generalitat, el impacto en la costa ha sido «tremendo». A falta de una valoración más sosegada de los técnicos, en una primera inspección ocular a la zona de Dénia-Oliva, habla de «una primera línea arrasada». «El temporal ha desmontado dunas enteras, desmontando las dunas donde habíamos establecido puntos de protección para el Chorlitejo patinegro, nuestro emblema», relata. Plantas arrancadas o por el contrario enterradas bajo el agua y la arena es la realidad que se encontró el pasado miércoles. «Habrá que ver ahora la capacidad de resiliencia y regeneración de esos ecosistemas», enfatiza.