Las aulas prefabricadas con las que los responsables educativos tratan de paliar habitualmente la falta de espacio o los déficits estructurales de edificios donde se imparte la enseñanza obligatoria desde Infantil y Primaria a la Secundaria, han llegado también a los talleres que imparten prácticas para estudiantes de Formación Profesional.

La Conselleria de Educación ha empezado a instalar en uno de los patios del Instituto Cavanilles de Alicante los primeros barracones para FP en un centro desbordado ya de matrícula y que adolece de reformas integrales desde que se construyó, hace ya 60 años.

El director del instituto, Rafael Herrero, sostiene que «la situación del centro ha pasado ya de castaño oscuro», y añade que «pese a que hace dos años presentamos en el Ayuntamiento un proyecto propio de mejoras, con el visto bueno de la conselleria para su inclusión en el Plan Edificant de construcción de centros financiados por el Consell, la concejala de Educación lo pospone otro curso más según nos ha dicho y los problemas que arrastramos se acumulan».

Precisamente porque los ciclos de FP que imparte este centro aumentan la demanda curso tras curso, dados los elevados índices de empleabilidad que registran tanto en Mecatrónica como en Robótica o en Electricidad, el instituto está «desbordado» de matrícula, como concreta el director, y con mayores dificultades para impartir de forma adecuada las prácticas que exigen estas enseñanzas.

De hecho, la maquinaria más puntera de la industria 4D dotada por la propia Conselleria de Educación para este centro el curso pasado, no disponía de una ubicación adecuada, «no cabía en los actuales talleres y la Unidad Técnica de la conselleria ha instalado dos prefabricadas de cien metros cada una para que provisionalmente, y mientras se aborda la necesaria ampliación y reforma de la instalaciones, se puedan impartir los talleres con las mejores prácticas», abunda Herrero.

Aunque siguen arrastrando problemas porque todavía 240 alumnos de los ciclos de Electricidad, y en horarios tanto de mañana como de tarde, se ven obligados a dar clases en los sótanos del centro, que el propio director califica de «situación casi infrahumana que debería estar prohibida por ley», agradecen los barracones de hasta cuatro metros de altura donde al menos los estudiantes de Soldadura y de Instalación y Montaje mejoran sus condiciones «porque hasta ahora compartían el espacio también en el sótano y ambos grupos no se podían compatibilizar junto al nuevo equipo de mecanizado», sopesa el director.

Apuntalado

Los problemas del edificio no se circunscriben a la falta de espacio. Recientemente se han precintado los aseos del edificio principal por problemas de estructura a consecuencia de las humedades por posibles problemas de desagües y un corrimiento progresivo de parte de los cimientos. «Los talleres que lindan con el edificio principal también tienen los pilares apuntalados y Educación ha instalado también cuatro cabinas de aseos en el patio de entrada.

En un suma y sigue de deficiencias acumuladas, en el centro recuerdan que desde el curso pasado informaron asimismo al Ayuntamiento sobre un socavón en la calle Pianista Gonzalo Soriano, que se ha hecho más grande a consecuencia de los mismos corrimientos por el paso subterráneo de aguas « y que puede afectar a la cimentación del edificio administrativo y se encuentra a apenas tres metros de la pared de los talleres de Electricidad», alerta Herrero.

Tampoco se ha retirado todavía el amianto de las cubiertas sobre los citados talleres y el salón de actos, pese que hace ya cinco años que el instituto figura en el listado de la conselleria para la progresiva retirada del fibrocemento en centros educativos. Esta situación impide a su vez que el alumnado pueda hacer las prácticas con antenas en la terraza y les obliga salir a la calle con todo el aparataje.