Piedra a piedra. Así se hará el traslado de Torre Placia, que se prolongará durante seis meses una vez que empiece el desmontaje del recinto fortificado cuya construcción original data del siglo XVI. El desmontaje de las piezas está sujeto al resultado de los sondeos arqueológicos que se acaban de iniciar junto a esta torre de la huerta catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), que se reconstruirá a 500 metros de su emplazamiento original. Una obra de ingeniería que nunca se había hecho en Alicante, que costará casi millón y medio de euros, y que se ejecuta después de que el Ayuntamiento decidiera comprarla para evitar la demolición de las viviendas colindantes al monumento, once bungalows construidos a menos de 25 metros con permiso municipal, y que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia Valenciano (TSJCV) obligaba a demoler si no se trasladaba el BIC.

La torre defensiva costó 1,7 millones de euros a las arcas municipales, un precio previamente pactado con los propietarios. Su adquisición fue aprobada cuando aún gobernaba el tripartito de izquierdas en el Ayuntamiento. El Consejo de Ministros aprobó la autorización para el traslado de esta construcción defensiva por decreto el 12 de mayo de 2017.

Los sondeos arqueológicos se prolongarán durante diez días y a continuación se iniciará el procedimiento que culminará con el traslado de Torre Placia a una parcela próxima. Lo realizará la empresa Estudio Métodos de la Restauración, adjudicataria del contrato para realizar esta operación por 1,4 millones de euros. Según explicó ayer Paloma Romero, jefa de Patrimonio, las obras se licitaron con un anteproyecto y la adjudicataria tiene de plazo hasta el 15 de febrero para presentar el proyecto de ejecución.

Al ser un BIC, el Ayuntamiento tendrá que remitir el proyecto a la Conselleria de Cultura para que emita un informe y, una vez solventado este trámite, lo aprobará la Junta de Gobierno y se le darán seis meses a la empresa para realizar el traslado, que se hará pieza a pieza, según figura en el anteproyecto de desmontaje y reconstrucción. Es decir, que Torre Placia no estará en su nuevo emplazamiento, una parcela de propiedad municipal cercana, calificada como de equipamiento cultural, entre las calles Conrado Albaladejo y Juana Francés, en la Playa de San Juan, como pronto hasta septiembre. El desarrollo también está condicionado a las catas arqueológicas que se están realizando en torno a Torre Placia y a posibles hallazgos. «Parece que no habrá ese problema pero estamos esperando los resultados arqueológicos para que nos presenten el proyecto de ejecución», explicaron desde Patrimonio. Otra contingencia que se pueda presentar es que la Conselleria de Cultura pida también informes al Ministerio.

Las catas arqueológicas se han iniciado esta semana, «con un poco de retraso porque faltaba la autorización de la Conselleria de Cultura», dijo ayer el concejal de Urbanismo y Patrimonio, Adrián Santos. Un equipo de varias personas realizaba ayer en terrenos aledaños sondeos en busca de estructuras asociadas a la torre.Ya han aparecido varias. «Cuando terminemos, se enumerarán una por una todas las piedras de la torre para el traslado», y se colocarán en su nuevo emplazamiento siguiendo el mismo orden, tal y como explicó a pie de obra la técnico Raquel Ruiz Pastor.

Torre Placia tiene alrededor de 2.000 piedras. Los operarios también están realizando sondeos para comprobar el estado de las paredes de la torre, su forma de construcción y las técnicas y, aunque las paredes exteriores están en aparente mal estado, los suelos interiores y las escaleras están reformadas y se puede acceder bien. «Simplemente el enlucido de la fachada está desconchado pero la estructura está en buen estado y en teoría no tiene por qué haber sorpresa», señaló Ruiz Pastor. En las primeras prospecciones, han hallado pavimento de cantos rodados roto y un par de muros de una estancia adosados a la torre. También han aparecido restos del tejado, que era de cañas y tejas.

«Todo lo que sale lo documentamos para tener más información del espacio interno y constructivo de la torre, lo guardamos en bolsas y lo normal es que luego se tape». También hay trozos de cerámica que ayudan a datar la estructura, y se están picando por dentro las dos capas de yeso que tenían las paredes hasta llegar a la piedra. En el techo interior hay numerosos clavos donde se presume que los habitantes de Torre Placia colgaban alimentos para que se secaran. Los operarios han hallado en el interior y en la cubierta gran cantidad de excrementos de paloma.