Un parte importante del barrio de Juan XXIII de Alicante se ha convertido en una «ciudad ocupada». Los vecinos de la zona, desesperados ante el escenario que tienen que soportar día a día, denuncian que la situación por la que atraviesa esta barriada es ya «insostenible». Conatos de peleas, tráfico de drogas, montañas de basura y escaso mantenimiento marcan la convivencia en este lugar, «abandonado como nunca», de la ciudad. Ahora, a todos estos problemas, se suma la incontrolada presencia de okupas. La asociación de residentes del barrio alerta de que «más del 90% de las personas que habitan en un sector de este emplazamiento, lo hacen de manera ilegal». Los callejones y pequeñas plazas de esta colonia se han convertido en el cobijo perfecto para estas personas, que además no temen mostrar al público las reformas y obras realizadas en las plantas bajas y viviendas del barrio.

Además, según alertan los residentes, muchas de estas prolongaciones se destinan a plantaciones de marihuana, peleas ilegales con animales y al tráfico de sustancias estupefacientes. La imagen que ahora mismo ofrece Juan XXIII es la un lugar desolado y olvidado por todas las administraciones. La agrupación vecinal sostiene también que muchos residentes «temen el ambiente y el ecosistema» que se ha generado en las calles de la barriada. «Las madrugadas son insoportables, entre la venta de droga, las peleas y los tumultos que se forman, resulta casi imposible vivir», afirma Celia Campelo, presidenta de la Asociación de vecinos. La denunciante expresa que el problema de los okupas «se ha denunciado mil veces» y que la Policía es «plenamente consciente». Asimismo, Campelo reivindica «más presencia de agentes por la zona» y actuaciones municipales contra la falta de mantenimiento en viales, acumulación de suciedad y la falta de seguridad en el barrio. «En varias esquinas de este sector se vende droga, y todo el mundo lo sabe, pero nadie actúa», añade.

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Juan XXIII, la ciudad de los okupas

Sobre las afirmaciones respecto a los okupas, fuentes policiales han confirmado el escenario descrito por los vecinos. Y que existen casas ocupadas donde se han instalado cultivos «indoor» de marihuana con enganches ilegales de luz que, además del fraude, han ocasionado incendios, con el consiguiente peligro para el resto de vecinos del inmueble.

«Estamos más abandonados que nunca», dice la representante vecinal, quien además acusa al alcalde, el popular Luis Barcala, de incumplir muchas de las promesas que transmitió a los miembros de la asociación sobre el estado del barrio. Sobre la acumulación de suciedad, advierten los residentes que los operarios de la UTE apenas están «un rato» para barrer y limpiar las calles. Sin embargo, los pasajes y plazas que cuentan con estas montañas de basura y enseres están en lugares donde es complicado acceder con maquinaria. Los tramos que presentan una mayor peligrosidad y suciedad acumulada son San Juan de la Cruz, Jorge Manrique y Poeta Villaespesa.

Al respecto, el Ayuntamiento responde que las actuaciones «se ajustan a lo previsto en el contrato». Aunque reconocen fuentes municipales que «sí puede pasar que haya problemas puntuales en los pasajes», pero que se tratan de recintos privados, por lo que «corresponde a sus propietarios el mantenimiento». El asunto de los okupas es algo más complicado, puesto que se coordina a través de Subdelegación de Gobierno y cualquier caso de ocupación ilegal debe denunciarlo la Conselleria de Vivienda o el propietario de la misma, según detallan las mismas fuentes.

Comercio

Otro de los aspectos que más asola al barrio es la pérdida de su comercio tradicional. Apenas restan locales abiertos, menos de una docena por todo el complejo. «Quedan unos seis bares, pocos llevados por españoles, además de un escaso comercio», subraya Celia Campelo. La presidenta de la asociación explica que la falta de seguridad y la peligrosidad que transmite dicho sector de Juan XXIII está provocando que «los comerciantes no tengan ningún futuro en estas calles». Las imágenes, y según ha podido comprobar este medio, muestran la calle Periodista Francisco Bas Mingot, con la mayoría de establecimientos cerrados. «No hay actividad económica en la zona, está todo muerto», observan los residentes que pasean por el tramo. Mientras, la falta de mantenimiento y el estado de las aceras por la avenida principal del barrio también ha sido objeto de debate. Los vecinos se quejan de que el pavimento resbala peligrosamente y, cuando llueve, se acumula el agua en varios lugares que impiden el acceso a los pasajes y las viviendas. El Ayuntamiento insiste en que se han llevado a cabo varios proyectos urbanísticos en la zona, pero los vecinos discrepan.