Mientras se escribe este artículo, la aplicación Social Drive marca 15 controles activos y verificados por dos conductores o más en toda la provincia. Se concentran en la ronda de Elche y en las salidas de Alicante, aunque también hay varios puntos rojos en carreteras comarcales de la Vega Baja.

Los usuarios de esta aplicación, lanzada a principios de 2014, ya suman unos 3.000.000 en el país. Al no haber recibido contestación de la empresa, la cifra de alicantinos que la usan es desconocida, pero puede intuirse por la actividad en la zona que es elevada. La app, compatible con sistemas de operación por voz, ofrece a los conductores la posibilidad de enviar al resto de la red alertas de cuatro tipos: radar, control, otras incidencias y Pegasus (helicóptero). El esfuerzo dedicado a vigilar a los vigilantes de la DGT hace pensar en que la desconfianza hacia la autoridad cohesiona en gran parte a esta comunidad de conductores.

Poco antes de la Nochevieja la app publicaba en su cuenta de Twitter, acompañado de la imagen de un control y un alcoholímetro, el texto «Ellos están listos ¿y tú? Ahorra en sorpresas», junto a un enlace promocional. Toda la actividad de su cuenta está llena de avisos de radares móviles, de emoticonos que se ríen de los lugares donde los esconden, de protesta por emboscadas. Se busca complicidad para completar el mensaje: la autoridad no organiza controles sino cacerías y hay que protegerse entre todos.

Una visita al popular Forocoches confirma que muchos de quienes están a favor de esta red de apoyo en la carretera sin censura creen que hay un afán recaudatorio de la autoridad. «Hace muchos años, reconfortaba ir de viaje y encontrarse con la DGT, era una presencia positiva. Si siguiera como entonces, a nadie se le ocurriría usar estas apps, son una reacción al proceder de la DGT» escribe un usuario. Otro habla de «gente que se ve obligada a prevenirse de la actividad con la filosofía actual de la DGT».

Este estado de opinión se cultiva también en comunidades online y medios especializados, algunos de los cuáles señalan a Pere Navarro, máximo responsable de la DGT, de imprimir ese presunto viraje recaudador al ente gestor del tráfico.