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El valor de los productos agrarios se dispara hasta un 300% por la pérdida de cosecha

Los cítricos y hortalizas cultivados en la provincia multiplican su precio tras el descenso productivo registrado como consecuencia de la gota fría de septiembre, que sobre todo afectó a la Vega Baja

Un jornalero trabajando, ayer, en la recolección de limones de una finca ubicada en Torremendo que pertenece a uno de los mayores citricultores de la Vega Baja, Antonino Fabregat. tony sevilla

La producción agrícola de la provincia de Alicante está registrando un insólito incremento de precios. Prácticamente se ha triplicado la cotización de determinados alimentos hortofrutícolas en comparación con diciembre de 2018. Los vegetales de invierno, sobre todo cítricos y hortalizas, han disparado su valor debido al acusado descenso de cosecha de los últimos meses. Es una consecuencia directa de la devastadora gota fría que arrasó en septiembre miles de hectáreas de cultivo en la Vega Baja, la principal comarca productora. Aún así, los ingresos extra de los agricultores no paliarán, ni mucho menos, las pérdidas ocasionadas por el histórico temporal, cifradas en 550 millones de euros.

Si hace exactamente un año un agricultor podía recibir 13 céntimos de media por la venta de un kilo de naranjas de la variedad navelina, en estos momentos lo está colocando en el mercado a una media de 21 céntimos. El precio de los limones se ha disparado de 28 céntimos a 41; el de las clementinas de 18 a 35 céntimos y el de las mandarinas clemenvillas de 16 a 45, prácticamente el triple que en diciembre de 2018. Así se refleja en el último índice de precios agrarios publicado por la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, que coteja un aumento generalizado del valor de gran parte de la cosecha.

El principal factor que explica esta escalada de precios en el sector citrícola es que la DANA arrasó el 25% de la cosecha de limones y el 30% de la de mandarinas y naranjas, un descalabro del todo importante si se tiene en cuenta que estos cultivos representan el 45% de la renta agraria alicantina y, en su mayoría, se concentran en el sur provincial, según coinciden desde organizaciones agrarias como Asaja y La Unió.

También la comercialización de hortalizas y verduras registra ya el impacto de la pérdida de cosecha de invierno, la más rentable para zonas productoras como la Vega. La gota fría y la rotura del río Segura, con la consecuente inundación de zonas de cultivo, arrasó algunas de las hortalizas más valiosas de la temporada como alcachofas, boniatos y calabazas cuando buena parte de la producción estaba al borde de la recolección. Esta situación ha motivado que, en la actualidad, los mercados no cuenten con las toneladas previstas para estas fechas del año y los precios han registrado un incremento considerable.

Los productores vendían hace justo un año el kilo de brócoli a 20 céntimos y ahora se está colocando a 37 céntimos; la coliflor blanca ha pasado de 30 céntimos a 61; el boniato blanco de 0,51 a 0,69 y la alcachofa en fresco de 0,98 a 1,15 euros, según recoge el balance publicado por la conselleria que dirige Mireia Mollà.

Segunda cosecha

El sur alicantino perdió 5.000 de las 6.000 hectáreas cultivadas con hortalizas durante el temporal y buena parte de los agricultores tuvieron que esperar como poco un mes para poder sembrar de nuevo. En condiciones normales, ahora se estaría produciendo la segunda cosecha hortícola de la temporada y lo que ocurre es que solo se está introduciendo en el mercado lo poco que se salvó de la gota fría. Y así continuará hasta que broten los nuevos cultivos. En términos económicos, las pérdidas en estas variedades de alimentos alcanzaron los 138 millones de euros y los comercializadores que nutren a las superficies comerciales están poniendo en el mercado alicantino una mayor cantidad de vegetales producidos en otras comunidades del país para poder cubrir la demanda.

Toda esta situación se produce tras un año que ha sido nefasto para la agricultura provincial, que ha perdido un 28% de su valor económico, pasando de los 654 millones de euros registrados en 2018 a los 471 millones cifrados por los estadistas de Asaja. Además de los efectos de la DANA, los agricultores alicantinos han experimentado una pérdida del valor de sus cosechas, sobre todo de cítricos, por las elevadas importancias que llegan desde Sudáfrica permitidas por la Unión Europea, según Asaja. Ello a pesar de que las frutas y verduras se siguen vendiendo a los consumidores a un precio hasta cinco veces superior al que recibe el agricultor. Así lo refleja el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Se trata de una lista que se publica mensualmente y que muestra la brecha entre lo que percibe el productor de frutas y verduras y el precio al que se venden a los consumidores a nivel estatal.

Con todo ello, los agricultores de la provincia se enfrentan a una campaña incierta que, como siempre, dependerá en gran medida de la estabilidad del trasvase Tajo-Segura, el volumen del Segura, la evolución de los mercados externos y las consecuencias de fenómenos meteorológicos que, según ha quedado acreditado en este 2019, son capaces de cambiar las reglas del juego y zarandear la escala de precios con repercusiones impredecibles.

El importe de cítricos y hierbas destinadas a la alimentación animal seguirá en ascenso

La escasez de semillas para forraje y la buena calidad de la naranja, mandarina y limón apuntalan los costes al alza

Todos los indicadores señalan que los precios de los productos hortofrutícolas cultivados en la provincia seguirán al alza mientras no se estabilice el mercado, sacudido por el descenso de producción registrado por la DANA del pasado septiembre. Los expertos subrayan que la incidencia de este fenómeno se seguirá notando, sobre todo, en la cosecha de cítricos y también en la producción de forraje destinado a la alimentación de animales de granja.

El presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Alicante, Eladio Aniorte, apunta que la pérdida de hasta un 30% en la producción de cítricos se ha traducido en un incremento de precios que ha motivado que, ahora sí, muchos agricultores puedan cubrir los gastos de mantener los cultivos.

«Tenemos menos producción y hay buena calidad de limón, naranja y mandarina por lo que los precios están siendo aceptables para el productor y la previsión es que sigan evolucionando al alza», destaca Aniorte. En muchas ocasiones, hablar de incrementos o disminuciones implica variaciones de tan solo unos céntimos aunque, casi siempre, suponen la diferencia entre pérdidas o ganancias para el productor. A ese respecto, Aniorte destaca que una cosecha de naranjas solo es rentable si se logra vender, como mínimo, a 20 céntimos, y los limones a 28, dos indicadores que en la actualidad se alcanzan en territorio alicantino pero que en el caso de las naranjas no se alcanzaba hace justo un año.

Importaciones

La situación, en estos momentos, es muy distinta a la que se vivió en la anterior campaña, cuando la producción se disparó un 36,5% y los precios se desplomaron un 16,5%. Ello unido a que «la libre entrada de productos de terceros países fue el detonante, generando una inestabilidad de la campaña permanente y la causa principal de una de las mayores crisis de precios de las dos décadas», esgrime Aniorte, que confía en que este año el balance sea más positivo.

Otro de los cultivos que verá aumentado su valor en los próximos meses será el de forraje, es decir, el de hierbas destinadas a la alimentación de animales de granja como vacas u ovejas, según vaticina Francisco Rubio, miembro de la comisión ejecutiva autonómica de La Unió y ganadero. A ese respecto, indica que con la gota fría se perdió hasta el 80% de los principales cultivos herbáceos y de cereales plantados en la comarca de la Vega Baja y el precio de las semillas para cultivar las próximas cosechas ya se ha multiplicado: cuestan el doble que hace un año.

Rubio explica que, tradicionalmente, las semillas se extraen de las propias plantas al final de la campaña y la DANA ha motivado un significativo descenso de existencias. «Todo ello repercutirá en los costes de la alimentación animal y en los precios a los que luego se venderá la carne. No podemos establecer ya un rango medible de precios, pero el incremento va a ser fuerte», considera.

No obstante, apunta que la oscilación de precios de estas hierbas, así como del resto de la producción hortofrutícola de la provincia, dependerá de la evolución de las cosechas alicantinas y, también, de los cultivos del resto de mercados del territorio nacional e internacional.

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