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Demasiadas cuentas pendientes

El bipartito se enfrenta este martes a su primer Debate sobre el Estado de la Ciudad en un escenario marcado por la falta de una estrategia definida

Imagen aérea de la ciudad de Alicante, con el Castillo de Santa Bárbara al fondo. Rafa Arjones

Al menos tres horas está previsto que se prolongue el primer Debate sobre el Estado de la Ciudad de este mandato en Alicante. El primero, también, con un gobierno compartido por la derecha. Un tiempo, esos 150 minutos (a los que se sumará el «bonus extra» de la presidencia), que se repartirán los grupos municipales (los seis portavoces dispondrán de dos turnos: el primero de quince minutos y una réplica final de diez), mientras que el alcalde de Alicante, Luis Barcala (PP), será el encargado de abrir y cerrar la sesión. Él, eso sí, sin la presión del reloj.

Esas tres horas que se prevé que se prolongue la sesión serán insuficientes para abordar todos los asuntos pendientes en la capital alicantina. Y no porque el reparto de tiempos haya sido exiguo, que es el habitual de los últimos años, sino por todo lo que queda por hacer en la ciudad, que encara un nuevo año sin una estrategia definida, sin un modelo de ciudad, como reiteran los urbanistas.

Nadie duda de que durante el Debate sobre el Estado de la Ciudad se hablará del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), cuyos trabajos deben arrancar cuanto antes si el bipartito pretende alcanzar el objetivo mínimo de disponer al menos del Plan Estructural al final de este mandato (Barcala, en campaña, se mostró más ambicioso). De hecho, tener más personal y más presupuesto en Urbanismo ha sido una de las exigencias de Ciudadanos en la negociación con el PP de las cuentas para el año 2020, y es que revisar el PGOU es el principal reto de la formación naranja.

La formación liderada por la vicealcaldesa, Mari Carmen Sánchez (Cs), también se enfrenta a otros desafíos, como la polémica implantación de los depósitos de combustible en el puerto, que nadie quiere pero cuyo intento de bloqueo por parte del Ayuntamiento debe ajustarse a la legalidad. A los naranja, sobre la mesa se le acumulan otras cuestiones, como qué hacer con la Oficina de Turismo, también indeseable para todos los grupos (o eso dicen ahora tras callar en la fase de tramitación del proyecto durante el pasado mandato), pero cuyo traslado cada vez está más en el aire, y eso que Barcala se comprometió a cambiar la instalación de ubicación antes de elecciones. En el puerto, eso sí, no todo son depósitos o el espacio que debe ocupar la oficina, sino la falta de un modelo, de un saber qué quiere hacer la ciudad con su primera línea.

En esa fachada, desde el punto de vista urbanístico, el gobierno local debe impulsar el paseo litoral, del que sólo ha echado a andar (con la licitación) la tramitación del primer tramo. De unos pocos metros de los 21 kilómetros de los que constaba el proyecto inicial.

En turismo, el Ayuntamiento también debe abordar la proliferación de pisos turísticos y el serio riesgo de gentrificación del Centro Tradicional y el Casco Antiguo. Ahí, en esa zona estratégica de la ciudad, se erige uno de los retos más inmediatos del bipartito de derechas: el cumplimiento de la sentencia del ruido, que obliga al gobierno local a tomar medidas (que todavía no se han concretado) en el entorno de Castaños ante la problemática del tardeo. Sin necesidad de salir del Centro Tradicional, se espera que el debate se aborde el ambicioso plan de peatonalización, que prevé crear un paseo sin tráfico desde Alfonso el Sabio, a la altura del Mercado, a la Explanada, con un aumento de las calles sin tránsito de coches.

Y ampliando la zona de influencia del debate, aunque sin olvidar el Centro, todos los grupos admiten que la limpieza será, tal vez, el asunto estrella de la sesión del martes. Un problema siempre presente en los enganchones entre grupos. Los cambios en el organigrama de la concejalía, el aumento de inspectores y de policías encargados del cumplimiento de la ordenanza y las sanciones a la empresa no han callado las críticas vecinales por la suciedad. Y todavía faltan dos años de un contrato señalado a diario que no se prolongará, o eso se prometió en campaña. Sobre servicios esenciales, la oposición centrará la atención en el transporte público, que ya se está prestando con una prórroga extraordinaria.

Del Centro a la periferia

Pero en los barrios no sólo se reclama más limpieza, sino también más atención por parte del gobierno. Así que la situación de la periferia no puede ser ajena al debate, con la Zona Norte como epicentro de los problemas sin solución. El ejecutivo local, según anunció recientemente, pretende reactivar la segunda fase del plan de la Zona Norte, aunque falta lo más importante, la financiación. Se habla de unos cien millones de euros, para lo que sería necesaria la participación de otras administraciones. La situación de los servicios sociales también debería encontrar su espacio en el debate del martes, sobre todo porque, a final de año, la concejalía perderá casi setenta trabajadores, ahora contratados con una subvención autonómica. Hablando de personal municipal, cientos de personas llevan un año a la espera del desbloqueo de las oposiciones de unas trescientas plazas de funcionario en el Ayuntamiento, que pueden bloquear la Concejalía de Recursos Humanos.

También está a la espera la revisión de la plantilla municipal (la RPT), donde Barcala ya anunció que puede incluir el aumento de los asesores para los grupos, desde los actuales 22 sueldos al máximo permitido de 29. Si no en público, en privado sigue sobre el tapete político y no se descarta que sea un arma del alcalde en la negociación de los Presupuestos, donde se han evidenciado tensiones en el seno del ejecutivo, como por ejemplo al recurrir la sentencia del ruido a espaldas de Cs. Esas fricciones no se espera que las pase por alto la oposición, que llega al debate en un momento complicado para un gobierno obligado a rehacer los Presupuestos, sin luces de Navidad y con un socio, Ciudadanos, buscando un nuevo espacio.

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