Los casos de acoso escolar o bullying con un cierto nivel de gravedad, que es el listón que emplean desde los centros como para llegar a comunicarlos a la inspección educativa, han ido en aumento en los últimos tres cursos pese a los planes por la convivencia y contra la violencia escolar aprobados en todos los colegios e institutos.

Los datos que revela la última memoria sobre la violencia escolar en la Comunidad Valenciana, facilitados por la Conselleria de Educación, apuntan a un progresivo incremento de hasta seis puntos desde el curso 2015.16 al 2017-18, que es el último computado hasta el momento.

El propio Consejo Escolar Valenciano, en su último informe general sobre la incidencia de la violencia escolar, alertaba de que los numerosos planes y diversidad de proyectos implantados en los centros para combatir esta lacra no están resultando efectivos, valoración que compartía ayer el presidente de la federación provincial de padres de alumnos de centros públicos «Enric Valor», Txomin Angós, quien subraya la necesidad de adoptar otro tipo de medidas «porque la bondad o no de las medidas se mide por sus resultados, y parece evidente que no son buenos», valoró a preguntas de este diario.

Prevenir

Desde la Conselleria de Educación recalcan, no obstante, que el incremento de casos va unido al incremento de las comunicaciones recibidas de parte de los centros y, por lo mismo, de situaciones que se detectan y frente a las que se actúan.

En los últimos cursos «se han adoptado diferentes medidas para prevenir, detectar y afrontar el acoso escolar en dos sentidos», subrayan los responsables educativos, que centran el citado refuerzo en una «detección más eficaz de los casos con el refuerzo del protocolo Previ o plan para la prevención de la violencia escolar».

Mientras los directores de los centros de Primaria, representados por Ginés Pérez en la asociación tanto provincial como autonómica, perciben que precisamente «lo más complicado es quizá la detección para poner en marcha acciones preventivas y evitarlo», la Conselleria de Educación recalca que el nuevo protocolo «ha permitido detectar mucho mejor los casos para hacerles frente en los centros educativos. No es que haya más casos ahora que hace unos años, es que ahora los detectamos y actuamos», recalcan.

Los citados protocolos que indican cómo tienen que actuar los responsables de los centros implican a los directores, que ponen en marcha las primeras medidas para la aclaración de los hechos, citando a las familias e informando a la inspección y a las nuevas unidades de Acción e Intervención de la conselleria, dotadas de psicólogos expertos en violencia escolar y creadas desde el curso 2016-17 en las tres provincias. «Se han activado de forma más intensa durante los últimos cursos y eso ha permitido dar visibilidad social a esta problemática tan grave», sostienen desde Educación.

Y sin embargo los datos revelan que el acoso va a más en colegios e institutos. El profesorado representado por los delegados de UGT en la enseñanza pone el acento a su vez en el talón de Aquiles que supone la dificultad de la detección de este tipo de casos. «Los protocolos dejan bastante que desear para afrontar este problema, pero una vez detectado e identificado es verdad que la medidas del plan para la convivencia satisfacen a los centros», puntualiza González Zurita.

Que el acoso escolar vaya a más se contrapone con la disminución del volumen de las peleas y agresiones entre alumnos, un grado de conflictividad que ha ido bajando progresivamente los últimos tres cursos en hasta diez puntos. También va a menos el porcentaje de abusos y agresiones sexuales en otros dos o tres puntos, o los insultos y amenazas entre los alumnos, pero no así el acoso escolar, entendido como cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico, producido entre escolares de forma reiterada, que es donde reside la gravedad de la situación, en su continuidad en el tiempo, como recalcan los psicólogos especialistas.

El acoso escolar está así considerado y tipificado tanto si se produce dentro del aula o del centro en general, como a través de las redes sociales, extremo en el que desde los centros educativos afirman estar más alerta, porque las dimensiones del maltrato se multiplican y resulta más complicado de atajar también.

«Para detectarlo es necesario que el profesor se implique. No podemos pretender que un director esté a todas horas en las aulas, es un trabajo que debe implicar a todo el centro», abunda el representante de los padres de alumnos. Angós sostiene que todavía hay centros en los que se asegura que jamás ha pasado nada, «y eso puede quedar muy bonito, pero no es real, y se da mucho más cuando se trata de un centro concertado», afirma, porque anteponen la imagen a la intención de abordar problemas de convivencia que se dan en la totalidad de los centros, recalca en nombre de los padres.

Desde Educación subrayan al respecto que con el objetivo de abordar estas situaciones «se está dando una mayor formación a las comunidades educativas, para atender y hacer frente a la problemática».

Destacan que los centros informan sobre un mayor número de casos «porque ahora saben cómo hacerlo. Es un problema social que existe desde siempre pero que permanecía invisible hasta que se han establecido los protocolos, además de que se ha intensificado el trabajo en la prevención de posibles casos», afirman desde la conselleria.

La media de incidencias de todo tipo registradas en los centros educativos de la provincia ha ido aumentando efectivamente desde las 635 del curso 2012-2013 a las 1.660 del último curso computado, 2017-18, casi el triple. En el conjunto de la Comunidad se ha pasado de los 1.800 casos que atentan contra la convivencia en los centros educativos a los 4.300 registrados en 2018.

Y es el mes de noviembre el que acumula la mayor media de incidencias escolares por día lectivo, siempre según los datos que arroja la última memoria anual de Educación sobre la convivencia escolar.

Recuerdan al respecto desde la conselleria que desde el curso pasado todos los centros sostenidos con fondos públicos, es decir tanto públicos como concertados, cuentan con un responsable de coordinar la igualdad y la convivencia. Estos coordinadores también colaboran en la formación del profesorado en materia de convivencia que tanto demandan desde el sector de los padres de alumnos.

En los centros de Primaria puntualizan al respecto que las medidas implementadas desde Educación son «suficientes», como sostiene Ginés Pérez, porque especifican las actuaciones a realizar en los casos de acoso además de registrarlos en el Previ y de contar con el citado orientador en el propio centro.

El representante de los directores de colegios añade que también colabora de forma importante el denominado Plan director impulsado desde la Conselleria de Educación y el Ministerio de Educación, que favorecen la participación de agentes de los cuerpos tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional con charlas periódicas a lo largo del curso escolar para concienciar también al propio alumnado, especialmente en lo que se refiere al acoso a través de las redes sociales.

Estos talleres impartidos por profesionales de los cuerpos de Seguridad son los más demandados ya que un 37% del total de las charlas en centros educativos el último curso computado se dedicaron a los riesgos de internet y otro 28% al acoso escolar. El 35% de los temas restantes se reparten entre los relacionados con la violencia de género, las drogas y las bandas juveniles, como detalla la citada memoria educativa sobre la convivencia escolar.