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Sanidad oferta la hemodiálisis en casa para que pacientes con fallo renal puedan controlar su dolencia

Los candidatos están muy escogidos, deben llevar años en tratamiento y tener una actitud activa ante la enfermedad

F. M. O., con la máquina de hemodiálisis que el Hospital General ha instalado en su casa para que pueda hacerse el tratamiento ella misma. rafa arjones

Después de cinco años de diálisis en el Hospital General de Alicante, F. M. O. -quien prefiere mantener su anonimato- se ha convertido en la primera paciente del centro sanitario que recibe el tratamiento de hemodiálisis en su casa. Este centro sanitario y los hospitales de Alcoy y Elda son los primeros en ofertar esta técnica que facilita a los pacientes el manejo de su enfermedad.

Una de las habitaciones de la casa de F. M. O se ha convertido en una improvisada sala de hospital, donde está instalada la gran máquina que sustituye a sus riñones enfermos para filtrar todas las impurezas de la sangre. Junto a ella, un cómodo sillón en el que a diario esta paciente pasa dos horas y media sentada mientras su sangre pasa por un filtro que la deja limpia. Llevar este tratamiento en su casa, en lugar de hacerlo en el hospital, no es sencillo y tampoco está exento de riesgos, pero F. M. O. tiene muy claros los motivos por los que lo prefiere. «En casa puedo dializarme todos los días, mientras que al hospital iba tres días a la semana». Su cuerpo lo agradece. «Es más fisiológico. Como, bebo y por la tarde lo elimino. Me encuentro mucho mejor y las analíticas también están mejor».

El Hospital General de Alicante ha comenzado a ofrecer recientemente la posibilidad de llevar esta técnica a los domicilios de los pacientes. Pero Eduardo Muñoz de Bustillo, responsable de la Unidad de Diálisis Domiciliaria, deja muy claro que la idea no es extender esta opción a todos los enfermos. «Además de que no existan contraindicaciones, el paciente debe ser capaz de aplicarse este tratamiento, que tiene un riesgo medio, ya que lo más importante es que tenga las mismas medidas de seguridad que si estuviera en el hospital». Los pacientes, en este sentido, van a ser muy escogidos, con años de recorrido en estos tratamientos «y con una elevada capacidad de autocuidado y actitud activa frente a su enfermedad», añade Muñoz.

Es el caso de F. M. O., quien lleva años diagnosticada de poliquistosis renal y en tratamiento de diálisis. Hace más de un año que le plantearon en el hospital poder llevar el tratamiento en su casa y hasta el pasado mes de septiembre no comenzó a hacerlo. «Desde el principio me dijeron que no iba a hacer el salto en un sólo día y que no me iban a dejar sola». Para poder hacer hemodiálisis, a los pacientes se les coloca una fístula en el brazo, para ampliar el caudal por el que pase la sangre. Tras esta intervención, F. M. O. empezó a hacer hemodiálisis en el hospital con la máquina que después tendría en casa. «Una persona de Valencia vino para explicarnos a mí y a una enfermera cómo funcionaba». En junio comenzó a pincharse ella sola en el hospital, hasta que en septiembre empezó en casa el tratamiento. Aunque la máquina tiene varias alarmas que saltan en caso de que algo no funcione bien, «necesitas tener a una persona al lado que te ayude». En el caso de F. M. O. su marido conoce al dedillo cómo funciona el equipo.

En todo este proceso, el papel de la enfermería es esencial. «Los enfermeros son quienes detectan a los pacientes que pueden ser candidatos y después les enseñan paso a paso cómo hacer el tratamiento y resuelven todas sus dudas», señala Eduardo Muñoz. De momento son tres los hospitales de la provincia que ofrecen esta técnica, que en muchos casos también es muy útil en zonas en las que existe una gran dispersión geográfica. Pero no en todos los casos los pacientes quieren dializarse en casa. «Hay personas que no quieren ver la máquina en su vivienda para no recordar continuamente la enfermedad y hay otros que se sienten más seguros en el hospital», afirma Muñoz.

Cuando una persona sufre un fallo renal existen tres posibilidades de tratamiento. La primera es el trasplante renal. Si no es posible, existe la hemodiálisis y la diálisis peritoneal para poder suplir la función de los riñones enfermos. En el caso de la diálisis peritoneal, sí que lleva años aplicándose en los domicilios de los enfermos, ya que es una técnica más sencilla y necesita menos aparataje que la hemodiálisis. «Con esta técnica se usa el peritoneo, una membrana que cubre la superficie interior del abdomen». A través de un catéter en la barriga, «el líquido entra, se produce el proceso de limpieza y luego se drena, por lo que sólo es necesaria una bolsa con líquido y otra vacía para drenarlo». En el caso de la hemodiálisis, la máquina es más grande, debe estar conectada a una red de agua y se necesita un mayor caudal.

Una técnica que se ha simplificado con los años

Una técnica que se ha simplificado con los añosLa hemodiálisis domiciliaria surgió hace años, pero cayó en desuso por sus complejidades técnicas. «Las máquinas eran muy grandes porque necesitaban un gran volumen de agua, de modo que requerían de mucho espacio, lo que las hacía prácticamente inviables en las casas», señala Eduardo Muñoz. Con el paso de los años, han aparecido nuevas máquinas que permiten tener más agua en menor espacio.

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