El traslado de la controvertida Oficina de Turismo, financiada por la Generalitat y construida por decisión municipal sobre el plaza del Puerto, está en el aire. En concreto, todo dependerá del coste de los trabajos para modificar la ubicación definitiva de la instalación. Así lo reconoció ayer el alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala, crítico con el emplazamiento elegido para la dependencia turística en la etapa de la izquierda al frente del gobierno local de la capital.
Tras defender repetidamente que la Oficina de Turismo cambiaría de emplazamiento una vez terminase una construcción marcada por los retrasos, Barcala admitió ayer que el traslado dependerá en última instancia de lo elevado que sea el presupuesto relativo al cambio de ubicación, sobre el que no se quiso pronunciar. «Si el coste fuera razonable, procederíamos al traslado; si no lo fuera, pues no lo podríamos hacer. El lugar no es el idóneo, pero tampoco podemos tirar el dinero», subrayó ayer Barcala a preguntas de este diario después de que un día antes, en una entrevista en INFORMACIÓN, la vicealcaldesa y concejala de Turismo abriese la puerta a mantener la ubicación de la polémica oficina para evitar disparar el coste total de la infraestructura. «Lo que quiero es que nos entreguen la oficina, que se ponga en marcha y veamos cómo funciona. ¿Traslado? Turismo se ha gastado 600.000 euros y debemos ver ahora cuál es el coste de su traslado. ¿Y si nos cuesta 600.000 euros? ¿Debemos gastarnos ese dinero quitándolo de otras partidas y necesidades? La oficina debía estar funcionando ya. Si trasladarla nos cuesta tanto dinero como la propia construcción habrá que replantearse el tema. Primero veamos cómo funciona, dónde la llevamos. La ubicación en esta zona es fantástica. No se puede tirar el dinero», señaló Sánchez preguntada por el anunciado traslado de la oficina.
Tanto el alcalde (PP) como la vicealcaldesa (Cs) coincidieron en la necesidad de que la oficina se abra cuanto antes, después de que las obras acumulen meses de retrasos. La entrega de la instalación al Ayuntamiento sigue sin certificarse por el desencuentro entre la Generalitat y la empresa constructora, que reclama un aumento del presupuesto final, alegando unas mejoras en el proyecto. «Hasta que no nos entreguen la obra, no podemos certificar el coste del traslado. Ahora no podemos saber el dinero que costaría el cambio de ubicación. Aparentemente, el coste iba a ser inferior al precio de la obra, algo asumible, pero no lo podemos asegurar», señaló ayer el alcalde popular, quien se mostró ayer de nuevo crítico con el Consell por los retrasos en una instalación que se anunció que entraría en funcionamiento la pasada Semana Santa, hace medio año. «El problema es que encima sigue sin funcionar. Tenemos en el Puerto un mamotreto que no gusta a nadie y encima está inservible», añadió Barcala en alusión a que hace semanas que no se ven operarios en el entorno de la obra.
