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Yoga para mejorar la convivencia

Todos los alumnos del colegio Jesús María Asís y un grupo de padres participan en unos talleres de la disciplina oriental

Alumnos de cuarto de Primaria en un momento del taller de yoga en el que tenían que realizar una postura y cerrar los ojos. héctor fuentes

«Ha sido súper guay, hemos practicado un montón de posturas de animales y de la naturaleza, la del árbol es un poco complicada por el equilibrio, pero nos hemos reído un montón y luego nos hemos relajado. Es muy chulo, a mí me gustaría que lo hiciéramos todas las semanas». Quien habla es Daniela Esclapés, alumna de sexto de Primaria del colegio Jesús María de Asís, tras asistir a su primera sesión de yoga.

Como ella, todos los alumnos de Infantil y Primaria, 165 en total, han experimentado por primera vez en qué consiste esta disciplina con origen en la India muy extendida en occidente. A la actividad también se ha apuntado un nutrido grupo de padres y madres de alumnos, eso sí, ellos fuera del horario lectivo.

«Inspirar, exhalar, ahora somos como pececitos, ahora somos un perro, ahora una tortuga y ahora una serpiente» guiaba la monitora de yoga a 20 niños de cuarto de Primaria. Tras varios ejercicios repetitivos en aumento de intensidad, llegaba el momento de la relajación, de «respirar profundamente y escuchar a vuestro corazón». Todos sobre sus esterillas iban siguiendo las indicaciones de la monitora, que empezó la sesión explicando a través de un cuento el origen del yoga, su relación con la naturaleza y como les puede ayudar para detenerse, calmarse y conocerse mejor a sí mismos.

El colegio Jesús María Asís lleva el yoga a las aulas para prevenir conflictos

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Los más pequeños incluso llegaron a pronunciar su primer «mantra» imitando el sonido de las abejas para acabar al grito de «namasté».

La experiencia, más allá de aprender otra cultura y de practicar posturas y saludar al sol, está dentro de un proyecto de conviencia del centro educativo concertado. Su coordinadora, Noelia Ibáñez, afirma que «es la primera vez que hemos introducido el yoga en este proyecto porque pensamos que puede ayudar a los niños a calmarse, a escuchar y a conocerse a sí mismos sin miedo a lo que puedan encontrar. Es una primera aproximación, pero así ya lo conocen y en casa también lo pueden poner en práctica. Les puede ayudar a buscar esos momentos de calma».

«La convivencia es el arte de vivir en desacuerdo y en el centro llevamos ya muchos años trabajando este punto porque pensamos que es fundamental para vivir en sociedad. Todas las semanas realizamos actividades o talleres en este sentido, que pueden ser desde hacer ejercicio, a escuchar música o el próximo que será de belenismo pero todos juntos, para que se den cuenta de que pueden hacer cosas juntos. También implicamos a las familias porque así perciben el colegio como un punto de encuentro», añade la profesora.

Todos los días dedican 20 minutos para que los pequeños compartan tanto los problemas que han podido surgir en la jornada y así tratar de solucionarlos como los logros y triunfos. Y al cabo de los años han comprobado que se reduce el nivel de conflicto entre los menores. Además, se da la circunstancia de que el colegio Jesús María Asís es un centro de inclusión, al que acuden veintinueve alumnos con necesidades especiales. «Las actividades, como esta del yoga, les vienen bien a todos, porque al compartir experiencias se integran y en general todos se vuelven más tolerantes con la diferencia», indica Ibáñez.

Y a juzgar por las impresiones de los protagonistas ha surtido efecto. Mario González, de primero de Primaria, también quiere repetir porque «se me da muy bien y me gusta todo lo que hemos hecho de yoga».

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