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La comunidad rusa se duplica en una década en la provincia y roza ya las 17.000 personas

Inversores del país eslavo compran edificios con el fin de rehabilitarlos como apartamentos turísticos. Visados de residencia a cambio de operaciones inmobiliarias de más de 500.000 euros disparan el interés de los empresarios del Este

Una inmobiliaria-consultoría. PILAR CORTÉS

Los visados de residencia a cambio de realizar inversiones inmobiliarias de más de medio millón de euros atraen a la provincia a cada vez más empresarios rusos que compran edificios enteros para rehabilitar como pequeños hoteles y apartamentos turísticos que después alquilan a compatriotas y ciudadanos de Ucrania, Letonia y otros países europeos.

La conocida como «golden visa» es un reclamo de inversión muy extendido en Europa, que en España activó el Gobierno de Rajoy en 2013 por medio de una la ley de fomento del emprendimiento. Las propias inmobiliarias se encargan de tramitar el papeleo, que incluye la estancia legal en España del comprador y de su familia.

Aparte de las grandes fortunas rusas que suelen comprar propiedades de lujo en Calp, Altea y otras localidades, los inversores en el negocio turístico se han fijado en la provincia, donde la colonia rusa es cada vez mayor, gracias también a la clase media que está detrás del afloramiento de nuevos negocios de consultoría, traducción, guías turísticos, restauración, comercio y estética para ciudadanos del país de Europa del Este. A esto se suman los turistas que llegan cada año, 195.000 hasta agosto por el aeropuerto, el 19% de todos los pasajeros extranjeros que aterrizaron. En la provincia viven todo el año cerca de 17.000, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el doble que hace 10 años, aunque la propia comunidad rusa señala que los reales podrían ser unos 26.000. Cuentan además con la primera iglesia ortodoxa rusa de España, San Miguel Arcángel, que abrió en Altea al estilo del siglo XVII.

Desde hace dos años la inmobiliaria de Tatiana Usova en Alicante realiza cada vez más operaciones relacionadas con la vivienda turística, encargándose de buscar los edificios, del asesoramiento para la inversión en los apartoteles, de los trámites con extranjería, de la gestión de la compra y de la contabilidad cuando los pisos se alquilan. Solo su negocio ha realizado media docena de operaciones, una de ellas en un edificio de seis alturas reconvertido en hotel en San Antón, y otro en un inmueble próximo al MARQ de 1.300 metros cuadrados transformado en un apartotel de 30 habitaciones.

Las restricciones de las normas municipales de Alicante a las licencias para alquiler turístico en viviendas particulares en favor de los bloques completos en zonas como el Centro Tradicional está contribuyendo también a que se realicen estas inversiones. «Es muy interesante, y por eso asesoramos, porque no hace falta meter grandes cantidades de dinero. España ofrece la residencia por invertir medio millón de euros, lo que permite comprar edificios pequeños y convertirlos en apartamentos», explica Usova.

Los datos del Colegio de Notarios de la Comunidad sobre la compra de viviendas de extranjeros en la provincia son reveladores. Desde 2013 hasta 2018 los rusos han adquirido más de 7.700 inmuebles, con un incremento próximo al 7% en el último año.

La comunidad rusa es cada vez más dispar, con tres grandes núcleos de asentamiento, que coinciden con las zonas donde más casas demandan. En la capital de la provincia adquirieron 250 viviendas en 2018, según datos del Colegio Notarial, por 351 en Torrevieja, 100 en Benidorm y 63 en Calp.

Marifé Esteso, presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (APIs), afirma que los rusos están entre los extranjeros que más vivendas adquieren en la provincia junto a alemanes, franceses y chinos. «Están comprando para arrendar y para el alquiler turístico. Se integran en nuestra economía y están por toda la provincia», señala.

Rusos y ucranianos, junto a los chinos, están a la cabeza de la compra de viviendas con la fórmula del visado de oro, afirma Aleksandr Chepurnoy, presidente de la Casa de Rusia en Alicante, que también realiza servicio de consultoría a empresas y particulares, y tramita residencias, visados y permisos de trabajo.

El clima y los enlaces que ofrece el aeropuerto internacional de Alicante-Elche, con seis vuelos semanales a Rusia y conexión a Ucrania, son dos de los factores que atraen la inversión rusa, aunque Chepurnoy cree que sería todavía más importante si tuvieran más facilidades. Afirma que sus compatriotas se encuentran con trabas como largas colas para conseguir el NIE, el número de identidad de extranjero, que se necesita para hacer la compraventa de pisos y cualquier otra operación económica. «Si tienen la casa elegida y vienen con una semana a realizar la transacción, y les dicen que tardarán un mes en darles el NIE, se van a comprar a Italia o Francia, que también tienen mar. Si Alicante es número 1 en turismo, las leyes deben dar facilidades y proteger a los visitantes que traen riqueza y dinero a España. Hay que atraer a esta gente que ayuda a levantar la economía». Otra de las quejas del inversor ruso y que Chepurnoy conoce como consultor es que cuando quieren abrir una cuenta en un banco español les obligan a suscribir un seguro.

Además de abrir empresas de construcción, el aumento de la clase media rusa en la provincia, donde vive uno de cada cuatro ciudadanos del país de Europa del Este que hay en España, está generando nuevos nichos de negocio, desde autónomos que montan comercios y restaurantes, hasta traductores y guías turísticos. Su presencia atrae a más rusos de vacaciones o a eventos, «y faltan camas», de ahí el negocio. Y no sólo buscan cada vez más viviendas de segunda residencia o para alquilar como apartamentos turísticos. Ciudadanos rusos están adquiriendo por dos millones de euros empresas españolas, invierten en economía de bolsa, y se gastan hasta medio millón de euros en la compra de bonos de deuda.

Trabajar desde Alicante gracias a internet

Aumentan las familias de Rusia que vienen a residir con niños y personas mayores que tienen problemas de salud

Cada vez vienen a vivir a la provincia más familias rusas entre 25 y 45 años con niños gracias a que las nuevas tecnologías permiten el trabajo por internet. También hay personas mayores con problemas de salud que eligen el Mediterráneo para residir, sobre todo asmáticos, que «en medio año se olvidan de la enfermedad», señala el presidente de la Casa de Rusia. El visado turístico para rusos, que permite estancias de 180 días que la persona elige cómo distribuir a lo largo del año, contribuye asimismo a una mayor presencia de ciudadanos del país del Este.

Aparte de servicio de consultoría y visado, la Casa de Rusia en Alicante, que está en el barrio del Pla de la capital, ofrece también alimentos de primera necesidad a ciudadanos que esperan sus papeles y que necesitan establecerse, así como diversas actividades culturales y eventos.

La entidad acaba de solicitar una subvención al Ayuntamiento para dar cursos de ruso gratuitos a españoles al aumentar la demanda del idioma por cada vez más empresas alicantinas. También tramitan un convenio con la Cámara de Comercio de Moscú y la apertura de una delegación oficial de San Petersburgo en Alicante. Solo en la capital se han empadronado en un año 3.100 rusos gracias a los tres vuelos diarios que ha llegado a haber con Moscú que traen «un volumen enorme» por los precios más asequibles de los billetes. Los rusos son visibles en verano en playas y parques, y a estas alturas del año en los centros comerciales.

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