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La ocupación ilegal de viviendas se agrava en la Zona Norte y se extiende a otros barrios

Los vecinos advierten sobre las redes que meten personas en segundas residencias de familias que viven en otras provincias, aprovechando que están cerradas parte del año

Cartel contra los okupas en San Antón.

El problema de la ocupación ilegal de viviendas lejos de solucionarse se está agravando en la ciudad de Alicante y no sólo afecta a la Zona Norte de Alicante, donde surgió en un principio, sino que se extiende por otros barrios de la ciudad, como San Antón, el Pla o Carolinas Bajas y salpica también al centro.

Alicante se llena de okupas

Alicante se llena de okupas

Las asociaciones de vecinos advierten de que, al margen de familias que por necesidad se meten a vivir en las casas de los bancos que han quedado vacías, se está dando otra tipología de ocupación, acaparada por mafias que son violentas, se dedican al tráfico de drogas y llegan a hacerse con las casas de propietarios que viven en otras provincias y vienen a Alicante en verano.En zonas como Colonia Requena la situación no ha hecho más que empeorar en los últimos años. «La mitad del barrio está ocupado ya de manera ilegal, y lo más preocupante es que nadie hace nada por evitarlo», alerta Antonio Colomina, presidente de la asociación de vecinos. Colomina sostiene que los mayores problemas se están dando con grupos más o menos organizados «que se dedican a hostigar a los vecinos para que se marchen y ocupar sus casas para después alquilarlas a terceros por 200 ó 300 euros». Puertas de viviendas quemadas, basura que se arroja a patios de vecinos, enganches de luz ilegales están entre las molestias.

Los vecinos de Colonia Requena aseguran que los okupas extorsionan al resto de residentes para que se marchen

Colonia Requena es además uno de los barrios en los que se están ocupando casas de propietarios que las utilizan como segunda residencia. «El otro día me llamó un vecino que habitualmente reside en Extremadura porque en las facturas de la luz aparecía que se estaba haciendo uso de la vivienda. Acudimos a la casa y, efectivamente, se habían colado por el balcón», lamenta Colomina. En este barrio, la asociación de vecinos ha tenido que blindar incluso su antigua sede, que en varias ocasiones también ha sido ocupada de manera ilegal.

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Okupas en Colonia Requena

En el barrio de Carolinas Bajas, los vecinos tienen contabilizados hasta 14 edificios ocupados en su totalidad de manera irregular. También aquí conviven ocupaciones por parte de familias necesitadas que no generan molestias a los vecinos con otras procedentes de redes organizadas. «Hay varias personas que tienen llaves de decenas de casas ocupadas y las van gestionando», advierte una vecina que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias. Los vecinos están preocupados porque aseguran que muchos de estos bloques sirven para el tráfico de drogas.

La ocupación de viviendas también se ha extendido al barrio de San Antón, donde hay también casi media docena de bloques enteros ocupados e incluso un edificio de nueva promoción que se quedó sin comercializar y que disfruta de unas privilegiadas vistas al castillo de Santa Bárbara. Algunos propietarios han tenido que colocar carteles en edificios de una planta de su propiedad para disuadir a los okupas con la amenaza de avisar a la policía.

En el Pla también se está dando este fenómeno, como apunta la presidenta de la asociación de vecinos, Carmen Cobela, quien sostiene que ya se han dado varios casos de familias que viven en otras provincias y que de la noche a la mañana han visto cómo sus pisos han sido ocupados aprovechando que permanecen cerrados buena parte del año.

Desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca-Stop Desahucios alertan también de que muchas de estas redes utilizan portales de internet para anunciar pisos en alquiler fraudulento. Susana García, integrante de esta plataforma, cuenta el caso de una mujer que recientemente llamó a la plataforma en busca de ayuda. «Había visto en un conocido portal en piso en alquiler en Villafranqueza. El supuesto dueño le pedía por adelantado un año de alquiler, en total 3.000 euros. Ella aceptó, firmó un contrato con él en persona y a la semana de estar viviendo en la casa se presentó la Policía con el verdadero dueño del piso. Ahora se enfrenta además a una denuncia por ocupación ilegal».

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