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Un respiro para la defensa

Ayer no fue un mal día para el acusado - Después de tres semanas sin muchas alegrías, policías especializados de Balística le dieron una

Javier Sánchez-Vera, abogado de Miguel López, y una colaboradora. rafa arjones

No hay mal que cien años dure. Y ayer para Miguel López, que está siendo juzgado por el asesinato de su suegra, no fue un mal día cuando a punto está de finalizar un juicio en el que motivos para la alegría no ha tenido muchos. En las últimas tres semanas, tras optar por el silencio cómo única explicación, el sospechoso ha escuchado tanto los testimonios que han descrito al detalle el conficto por el control del holding familiar, considerado móvil de crimen,como las rotundas afirmaciones de los agentes que lo investigaron, que no albergan dudas acerca de su autoría pese a apoyarse únicamente en pruebas indiciarias. No hay testigos y no se ha localizado el arma.

Una pistola y una munición que ayer le dieron un respiro a la defensa al ratificar los expertos policiales en Balística que las herramientas que se encontraron en casa de López, donde tenía un pequeño taller, no eran compatibles con las muescas que presentaban las vainas de los proyectiles que mataron a María del Carmen Martínez. Y que, además, no se localizaron restos que indicaran que las había manipulado.

Claro que ahí estaba la acusación particular que se ejerce en nombre del hijo mayor de la víctima para contrarrestar esa alegría y aclarar que la búsqueda de los restos se realizó dos meses después de crimen, cuando el sospechoso fue detenido. Pero, aún así, en la jornada de ayer la balanza se enderezó a favor del acusado que, de nuevo, volvió a contar solo con el respaldo de una de sus hermanas y del marido de la otra. Su mujer y las dos hermanas de ésta, las tres hijas de la víctima, creen en su inocencia. Pero siguen sin aparecer por la sala. Y a estas alturas, nadie las espera.

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