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La falta de lluvias en la cabecera del Tajo complica el trasvase para noviembre

Entrepeñas y Buendía solo tienen un «colchón» trasvasable de 38 hm3 por encima de la línea roja a partir de la cual se cierra el acueducto

La falta de lluvias en la cabecera del Tajo complica el trasvase para noviembre

El trasvase Tajo-Segura entra en una peligrosa cuenta atrás. Con 19 hm³ de agua correspondientes al trasvase aprobado el pasado octubre sin llegar, el envío de caudal para este noviembre se presenta aún más complicado, ya que en los embalses de cabecera, Entrepeñas y Buendía, la reserva de agua está en 438 hm³, lo que deja una bolsa de agua trasvasable de tan solo 38 hm³, sobre los «hasta 20 hm³» que contemplan las normas de explotación del acueducto. El pasado día 1, fecha de referencia para calcular el agua a trasvasar este mes a Alicante y Murcia, la reserva estaba en los 460 hm³, cifra ficticia, porque hay que restarle los 20 hm³ que no han llegado de octubre. Aún así, todavía hay agua para enviar, pero si no llueve este mes, todo apunta a que el 1 de diciembre se produzca de nuevo el cierre técnico. Lo peor es que sigue sin llover sobre la cabecera del Tajo.

La delicada situación de las reservas explica, por otro lado, el paso adelante dado por la Confederación Hidrográfica del Segura, cumpliendo instrucciones del Ministerio para la Transición Ecológica, con la convocatoria del reparto por concesión de los 80 hm³ de agua de la desaladora de Torrevieja. Movimiento que ha descolocado a los propios agricultores porque la planta sigue sin tener conexión con el embalse de Crevillent, de donde cogen el agua los 25.000 agricultores cuyas explotaciones dependen directamente del agua del Tajo.

La cabecera del Tajo soporta el 85% de la demanda de agua y tan sólo cuenta con el 45% de los recursos hídricos de la cuenca. Un río que acusa una fuerte diferencia hidrográfica y climática, ya que tiene una cabecera hidrográfica, en la cordillera Ibérica, y una cabecera pluviométrica en los macizos de Guadarrama y, sobre todo, de Gredos con grandes desequilibrios de lluvias.

«En la cabecera llueve menos, incluso, que en el río Segura, con precipitaciones medias anuales que no suelen superar los 500 litros por metro cuadrado. En cambio, en la cabecera pluviométrica, que se encuentra en la sierra de Gredos, las precipitaciones se sitúan entre 2.000 y 2.500 litros por metro cuadrado al año», recuerda Antonio Rico, director del Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante. El profesor subraya que «El plan hidrológico del Tajo no tuvo en cuenta este desequilibrio y ahora pagamos las consecuencias en Alicante».

La reserva hidráulica del Júcar se encuentra al 30% de su capacidad esta semana mientras que la del Segura se ha situado en el 26,4% (al 26,7% hace siete días), en un periodo en el que las precipitaciones han sido abundantes en la vertiente atlántica y escasas en la mediterránea.

En el caso del Júcar, los embalses almacenan 1.002 hectómetros cúbicos de agua de los 3.337 que tienen de capacidad, frente a los 1.014 del año pasado y los 1.223 de la media de los últimos diez años. En el Segura, los pantanos cuentan con 301 hm3 de los 1.140 que hay, más que los 229 de 2018 pero menos que los 440 de la media de diez años. En el conjunto del país, la reserva se encuentra al 40,3% de su capacidad.

La falta de agua de calidad, los bajos precios en el mercado y la ausencia de relevo generacional en muchas explotaciones agrícolas -el 70% de la agricultura alicantina se cimenta todavía en pequeños productores- ha provocado que la provincia de Alicante haya perdido 30.000 hectáreas en producción en los últimos 15 años, según los datos que manejan las organizaciones agrarias y el Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante. En una provincia con 200.000 hectáreas en producción, la cifra es significativa y la falta de agua en cantidad y calidad puede acabar, de nuevo, con muchos cultivos.

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