Una investigación conjunta entre científicos físicos de las Universidades de Alicante y Murcia, consigue reducir los efectos negativos de la radioterapia convencional al concentrar la liberación de la energía que actúa contra las células cancerígenas en el centro del tumor, limitando al máximo los daños previos y posterioes sobre órganos sanos cercanos.

La catedrática de la UA, Isabel Abril, explica que frente a los haces de electrones, que liberan la energía desde el primer momento y va en disminución conforme avanzan dentro del cuerpo humano hacia el tumor, el modelo que han logrado perfeccionar en el laboratorio de Física emplea protones que emiten haces desde distintos ángulos, mediante el giro, de forma que el daño en tejido sano se limita y se diversifica.

«Es un daño mucho menor y evitas el problema de los efectos secundarios cuando el tumor está cerca de algún órgano vital, como el cerebro, la espina dorsal o el hígado», explica Abril.

Este nuevo modelo evalúa de forma casi milimétrica dónde deben parar los haces de protones. «Podemos predecir dónde van a parar y calibrar el aparato de protonterapia en función de la distancia del tumor, para determinar la energía que hay que poner para que se pare», concreta la experta.

Abril añade que han evaluado de forma real los procesos de los protones en agua líquida porque nuestro cuerpo es un 70% de agua, de ahí la precisión de las mediciones que explica. «Inicialmente se desprende muy poca energía y la mayoría la suelta de golpe donde está el tumor, y se para, no sigue dañando más allá como pasa con la radioterapia convencional».

«La ventaja de los protones es que al entrar ya sea en un tejido o en un material como pueda ser el aluminio, depositan muy poca energía al principio, y cuando se van a apagar la sueltan de golpe». El método está en uso en 60 centros de todo el mundo, el centro Quirón en España, «pero se abre la posibilidad de que en un futuro próximo llegue a algún centro de la Sanidad pública gracias al modelo más realista que hemos desarrollado».

Se predice la interacción de los protones en agua líquida con cálculos teóricos de la física fundamental «lo que abre la puerta a múltiples aplicaciones. Ante el protocolo del paciente de que se trate, para que la gestión sea eficaz interesa un modelo lo más realista posible, y eso es lo que estamos desarrollando para su implementación clínica», explica.

Alternativa

No obstante, Abril precisa que este modelo no sustituye por completo la radioterapia convencional. «Es una terapia alternativa para los tratamientos en los que el tumor está más cerca de órganos sensibles, porque se calibra el dispositivo y se indice con más energía de golpe con el haz de protones sobre el tumor».

Este trabajo conjunto con los científicos Pablo de Vera y Rafael García Molina, de la Universidad de Murcia, abre a su vez el camino hacia otras líneas de investigación que avanza la propia catedrática de la UA, Isabel Abril. «Estamos desarrollando trabajos para ver cómo se frena además esa energía en el ADN y en algún otro tipo de material biológico o en una proteína», concluye.