La penúltima de la Oficina de Turismo construida en la plaza del Puerto de Alicante. La empresa que se adjudicó los trabajos para colocar la polémica infraestructura en una esquina de la plaza ha dejado de pagar a muchos de sus proveedores, según denuncia Sebastián Sánchez, propietario de la mercantil que colocó las puertas y a la que le adeudan 4.000 euros desde hace cinco meses. «Todos los proveedores somos empresas pequeñas. A mí me deben ese dinero, pero sé de otros compañeros que están también en una situación delicada. Por ejemplo, el que puso el suelo se lo ha llevado».
Sánchez, especializado en la colocación de puertas automáticas, apuntó ayer que «no me extrañaría que otros proveedores hicieran lo mismo. Se está hablando mucho de los problemas de la Oficina con el Ayuntamiento y la Generalitat, pero estamos afectados muchos pequeños proveedores para los que una factura de 4.000 euros es muy importante. Al parecer, como a la empresa constructora no le pagan, ésta hace lo propio con nosotros», subrayó Sánchez.
Salvador Sánchez apunta, por otro lado, que «en la oficina no hay ningún tipo de actividad. Está solo un trabajador para que no les puedan multar, pero allí no hay movimiento desde hace semanas». La constructora guarda silencio pero entre los proveedores circula también que Turisme ha dejado de pagar, dado el enfrentamiento que mantienen por el retraso en la entrega de una oficina que debía haber estado operativa la pasada Semana Santa.
La empresa que construye la Oficina de Turismo del Puerto reclama ahora un supuesto sobrecoste de unos 130.000 euros en las obras debido al cambio de unos materiales no autorizados por la Generalitat, según aseguran fuentes de la Secretaría Autonómica de Turismo. Turisme se niega a pagarlo y, además, prepara un expediente de sanción a la mercantil Pramorán, que debía haber entregado la obra el pasado abril, tras haberse adjudicado la construcción en mayo de 2018 por 535.000 euros con un plazo de ejecución de cuatro meses. Tras tres prórrogas, la oficina sigue sin entregarse y, aunque está prácticamente acabada, apenas se observa actividad y no está tampoco equipada.
