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La prolongación de los veranos causa estragos en la venta de ropa de invierno

El pequeño y mediano comercio alicantino alerta de pérdidas de hasta un 50% debido al intenso calor registrado en otoño y solicita adaptar el período de Rebajas

Una señora compra en un establecimiento en el centro de la ciudad de Alicante. héctor fuentes

Los números no salen. Los veranos cada vez más largos están causando estragos en el pequeño y mediano comercio alicantino. Los establecimientos dedicados a la venta de ropa tienen que afrontar cada año que las altas temperaturas en septiembre y octubre reduzcan «drásticamente» la venta de ropajes de la temporada otoño-invierno. Los colectivos manifiestan que sufren esta problemática desde hace varios años y que el pronóstico es cada vez peor debido, principalmente, a que el calor no se marchará hasta finales de octubre. Por ello, las asociaciones de comerciantes alertan de pérdidas económicas, cada vez de mayor consideración, provocadas por la reducción en la venta de vestimentas de invierno (manga larga, ropa de abrigo o chaquetas). Hay ejemplos de establecimientos que pueden dejar de vender hasta un 50% del material que solicitan cada temporada en los meses de octubre a marzo. Mientras que otros negocios advierten que los pedidos les sirven para dos años y que la tendencia deriva en una menor inversión «para la ropa de abrigo» y así dar salida a las vestimentas de «entretiempo».

Asimismo, los colectivos de comerciantes solicitan un reajuste del período de Rebajas. Señalan los pequeños y medianos negocios que el cambio climático está generando «cambios importantes» en los hábitos de los consumidores y que a lo largo del año ya no quedan casi campañas «limpias».

La preocupación del sector por el calor hasta finales de octubre y sus consecuencias económicas es un mensaje constante de los trabajadores desde hace cuatro o cinco años. Inciden las pymes en que la inversión para adquirir vestimentas de invierno se ha reducido ante la falta de demanda poner tener menos meses de frío en la ciudad. Así lo manifiesta la Asociación de Comerciantes Corazón de Alicante. Su presidente, Vicente Armengol, comenta que por estas fechas debería estar funcionando la campaña de otoño-invierno; por el contrario, muchos negocios y comercios continúan aguantando las ventas de ropa «de manga corta». «Este escenario supone un problema grave para el sector porque se esta reduciendo considerablemente la venta de ropa de abrigo », advierte Armengol. El incremento del turismo extranjero por estas fechas, especialmente el nórdico, genera que los clientes opten por prendas de entretiempo, y por ello, los negocios aprovechan y «queman» todo lo que tienen que no se haya vendido este verano en la ciudad. Por ello, los profesionales solicitan además a los proveedores que se adapten porque en algunos aspectos «es imposible hacer una planificación». Mientras, el tejido empresarial también solicita una desregulación del período de rebajas porque trastoca mucho los márgenes de ventas. Así se pronuncia Juan Utrera, presidente de la Asociación Más que Centro. Los inviernos más cortos están provocando que se complique la gestión del «stock», porque se acumula mucho material y hay menos tiempo para su venta. «Nos tenemos que acoplar al cambio climático, y yo creo que la única manera es regulando los periodos de Rebajas», indica Utrera. El sector expone que «no puede ser que en julio estemos ya con los precios reducidos cuando el verano se alarga hasta mitad de octubre o más», lo que provoca que cuando llega de verdad el invierno «estamos ya de nuevo rebajando precios». Por lo que propone que los descuentos de verano podrían comenzar en septiembre y los de invierno, en febrero.

Otras entidades como la Federación alicantina del Comercio de la Pyme (Facpyme) o la Asociación del Colectivo de Comerciantes reconocen la problemática del sector y se unen a la petición de adaptar las Rebajas. El secretario general de Facpyme, Francisco Rovira, sostiene que los pequeños negocios textiles tienen más presión para facturar en invierno que en verano y en la mayoría de los casos pierden dinero y no se recuperan de la inversión; mientras que Vanessa Cárdenas, presidenta del colectivo, señala que pese a la mala situación, el comercio tradicional se puede adaptar mejor a los cambios en el consumo que las grandes superficies, y que la gravedad reside en la gestión de las prendas de abrigo que se quedan en el almacén.

Asimismo, los hosteleros de la provincia (Apeha) comentan que tanto el comercio como ellos llevan años sufriendo las consecuencias del cambio climático, ya que los locales no pueden atender por completo a los clientes por retirar las terrazas sobre medianoche cuando todavía hace calor y la gente está en la calle.

La hostelería pide estirar el horario de verano de terrazas

Los hosteleros se suman también a la lista de damnificados por el cambio climático. Resaltan que los locales tienen que cerrar las terrazas y adaptarse a un «horario de invierno» cuando en septiembre y octubre, la provincia ha tenido temperaturas máximas superiores a los 30 grados. Indican que la Generalitat deriva a los ayuntamientos la regulación de estos horarios y piden a las administraciones que vean que los clientes siguen en la calle pese a estar en otoño.

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